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| Perfil | John G. Roberts |

El favor devuelto

Bush ha devuelto el favor a este juez, que en el 2001 frenó el recuento de votos en el decisivo estado de Florida, facilitando la llegada del actual presidente a la Casa Blanca

Publicado por
Macarena Vidal efe | washington

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El candidato para ocupar la vacante en el Tribunal Supremo de EE.UU., John Roberts, es un conservador nato, convencional en sus costumbres y que, como juez de apelaciones, ha legitimado los procesos militares en Guantánamo. Al proponer la noche del lunes el nombre de Roberts para ocupar la vacante que deja la jueza Sandra Day O'Connor, el presidente de EE.UU., George W. Bush, calificó al magistrado de apelaciones del distrito de Columbia como un hombre «admirado por su intelecto, su juicio sensato y su decencia personal». Pero su candidatura, que el Senado debe debatir en una audiencia de confirmación cuya fecha aún no se ha fijado, ya ha comenzado a generar debate. Los conservadores, que le consideran uno de los suyos, están complacidos con las decisiones que este juez ha adoptado en materias como el aborto, la relación entre la Iglesia y el Estado o el medio ambiente. Entre otras cosas, mientras era abogado del Estado, Roberts logró que se dictaminara que los médicos y hospitales que reciben fondos del Gobierno no pueden hablar a sus pacientes sobre la posibilidad de un aborto. Roberts, de 50 años y aspecto de prototipo estadounidense -rubicundo, ojos azules y sonrisa franca y blanquísima-, también se ha pronunciado a favor de los rezos en las ceremonias escolares de graduación y ha querido hacer un delito de la quema de la bandera. El pasado viernes fue uno de los tres magistrados del tribunal que autorizó los juicios militares para los presos retenidos en la base de Guantánamo, al considerar que no se les aplican las convenciones de Ginebra. Pero lo que más ha alarmado a los grupos pro defensa de los derechos civiles, y a algunos senadores demócratas, es un memorándum que escribió en 1990 en el que instaba a ilegalizar el aborto. Durante su audiencia de confirmación como juez de apelaciones en 2003, el magistrado puntualizó que sus opiniones personales no le impedirían aplicar la ley. «Mis opiniones personales no serían relevantes», declaró entonces Roberts, quien aseguró que «mi desempeño profesional no ha sido ideológico de ninguna manera». De hecho, durante esa audiencia de confirmación recibió el apoyo de los dos partidos parlamentarios, el republicano y el demócrata, algo que Bush parece haber tenido muy en cuenta para elegirle frente a otros candidatos de corte más radicalmente conservador. Respetado por sus colegas Roberts puede presumir de que un total de 146 abogados del Colegio del Distrito de Columbia, algunos de ellos parte de la Administración Clinton, firmaron una carta en la que pedían su confirmación y le describían como «uno de los letrados mejores y más respetados del país». Los senadores demócratas, por el momento, han reaccionado de manera mesurada al anuncio.