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Los demócratas, cautos en sus declaraciones, intentarán impedir su nombramiento vitalicio

Bush elige a un juez conservador e inclina el Supremo a la derecha

Roberts fue uno de los jueces que legitimó el sistema militar empleado en Guantánamo

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Óscar Santamaría - corresponsal | nueva york
León

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George W. Bush ha propuesto al conservador John G. Roberts para llenar la primera vacante en 11 años del Tribunal Supremo, la más alta instancia judicial, con un papel crucial en la vida política y social de los ciudadanos. Cada nombramiento de un nuevo miembro, cuyos cargos son vitalicios, paraliza el país ya que sus decisiones afectan de forma directa y por décadas la vida de los estadounidenses. A lo largo de sus poco más de 200 años de existencia ha sentado jurisprudencia en temas como la esclavitud, la segregación racial y más recientemente el aborto, la pena de muerte, los derechos de los homosexuales o la pugna electoral del 2000 entre Bush y Al Gore. Así, la orientación ideológica se decide por la tendencia de sus nueve miembros. Y Bush se quiere asegurar con su candidato que el Supremo, actualmente bastante dividido, se inclina hacia la derecha. Roberts, de 50 años y juez federal de la Corte de Apelaciones, sustituirá a la moderada Sandra Day O¿Connors, que anunció su jubiliación el pasado 1 de julio. Este licenciado con honores por Harvard carga a sus espaldas un bagaje conservador, especialmente en temas como el aborto. Será ahí donde los demócratas se centrarán para obstaculizar su ratificación por el Senado, antes de octubre. Pero no lo van a tener fácil, ya que además del brillante curriculum de Roberts, que trabajó en la Administración de Ronald Reagan, sus dos años como juez les ofrecen poco margen para bucear en su pasado y encontrar algo que echarle en cara y ensuciar su nominación. Su punto débil es que fue uno de los tres jueces que hace unos días legitimó el sistema judicial militar diseñado por la Casa Blanca en la base naval de Guantánamo. No obstante, con los republicanos controlando la Cámara Alta, Roberts tiene todo a su favor para sentarse, finalmente y de por vida, en el Supremo. A la espera de su confirmación, las cadenas de televisión de EEUU se frotan las manos ante la lluvia de dinero que se avecina, y es que grupos conservadores como Progreso para America se han comprometido ya a desembolsar dieciocho millones de dólares en respaldar al candidato de Bush.

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