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| Crónica | Viejas leyes |

Orden de «tirar a matar»

Thacher se enfundó el guante de hierro en su lucha contra el IRA y ordenó combatir a los terroristas con sus mismas armas. Al Qaeda ha resucitado el espíritu de la dama

Publicado por
León

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La policía lo seguía por los ataques del jueves, llevaba un abrigo largo en pleno verano, se saltó la barrera de la boca de metro y no respondió a las órdenes de identificarse. La policía puso fin a esa cadena de errores con varios disparos a quemarropa que acabaron con la vida del hombre ante la mirada incrédula de los usuarios del subterráneo. Horas más tarde, el jefe de la Policía Metropolitana, Ian Blair, justificaba la reacción de sus hombres, alegando que se enfrentan a «amenazas inéditas». Una teoría que encontró también el respaldo del propio alcalde de la capital, Ken Linvingstone, para quien «si uno tiene enfrente a alguien que podría hacer detonar explosivos de plástico si se le permite seguir en estado cons-ciente, en tales circunstancias es lógica una política de tirar a matar». El miedo a los suicidas y las sospechas indiscriminadas han transportado a la ciudad a los años más duros del Gobierno de Margaret Thatcher. Se ha roto con la norma establecida en todo el país de evitar en lo posible el uso de las armas de fuego. La policía uniformada de Gran Bretaña sólo lleva porra o bastón, fieles a la fórmula defendida por numerosos expertos en seguridad, según la que «si el agente lleva una pistola, el ladrón también estará tentado a portarla». Las armas de fuego sólo pueden llevarlas equipos especialmente entrenados para su uso, que trabajan en áreas consideradas muy peligrosas o protegen a personas amenazadas. Pero esta norma -que no se sigue en Irlanda del Norte, donde la policía sí lleva pistola- ya fue reinterpretada en épocas difíciles. El ataque del IRA en Birmingham, en 1974, llevó a una revisión de la Ley de Prevención de Actos Terroristas. El atentado, que dejó 21 muertos, se tradujo en un severo reglamento que consentía detenciones preventivas durante siete días y que facilitaba la respuesta armada ante cualquier sospechoso de terrorismo. El texto debía revalidarse cada año. En 1989, la primera ministra, Margaret Thatcher, hizo honor a su apodo de Dama de Hierro y ante el recrudecimiento de los atentados de los independentistas irlandeses hizo llegar a sus cuerpos de seguridad la orden de disparar a matar. Al Qaeda parece haber resucitado la medida. «Las reglas para confrontar a posibles suicidas han cambiado recien-temente a 'disparen a matar'», explicaba ayer a la cadena BBC Roy Ramm, un ex oficial de la unidad de Operaciones Especiales británica. «Cuando uno se enfrenta a este tipo de amenazas, la única manera de detenerlas es apuntar a la cabeza». Las bombas del jueves Las bombas que no llegaron a explotar el jueves en la serie de atentados fallidos en Londres «fueron probablemente fabricadas hace varias semanas» y sus com-ponentes «caducaron y se degradaron», según declaró un experto en explosivos londinense. «Los terroristas no las comprobaron antes de usarlas este jueves», concluyo.

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