Cinco niños inmigrantes y tres adultos mueren en un incendio en Berlín

Un trágico incendio, muy pro-bablemente provocado, acabó con la vida de ocho personas en la capital alemana en la madrugada del lunes. Las llamas se convirtieron en una trampa mortal para ocho extranjeros, que vivían de alquiler en un edificio de cinco plantas en el barrio de Moabit, en pleno centro urbano. Las autoridades berlinesas descartaban ayer un móvil xenófobo para el peor incendio, por el balance de víctimas, que ha vivido Berlín desde la Segunda Guerra Mundial. Como apuntaba el senador de Interior de la ciudadestado de Berlín, Ehrhart Körting, «tampoco hay indicios que permitan pensar en un atentado político». Pero el balance difícilmente podría ser más dramático. Tres adultos y cinco niños perdieron la vida en el incendio. Cuatro de ellos no habían cumplido todavía los doce años. Otros quince resultaron heridos, seis de ellos de gravedad. Entre las víctimas mortales no hay ciudadanos alemanes. Problema de comunicación Se trata de dos familias, una de ellas polaca, la otra procedente de Kosovo, que corrieron con sus hijos escaleras abajo. El hallazgo de varios cochecitos infantiles carbonizados en el portal del edificio llevó a especialistas de la policía de lo criminal a deducir que el fuego fue premeditado antes que resultado de una negligencia. Muy probablemente los autores del incendio no contaban con «consecuencias tan fatales», explicaba ayer Körting. Los bomberos, que con 150 efectivos realizaron uno de los mayores despliegues que se recuerdan en Berlín, lograron sofocar las llamas pero no el pánico que se desató en el edificio. Al parecer intentaron explicar a los moradores del inmueble, a los que el fuego arrancó del sueño, que no debían salir de sus casas. No obstante ayer todo era un cruce de acusaciones. Mientras que los bomberos aseguran que algunos vecinos no siguieron sus indicaciones, éstos afirman que no recibieron tales órdenes. La tragedia difícilmente podría haberse evitado, ya que las dos fami-lias que decidieron huir por la escalera lo hicieron presas del pánico. La calle de este barrio obrero, con un alto porcentaje de inmigrantes, estaba tomada por bomberos, policía y 25 ambulancias. Aunque lograron controlar las llamas con celeridad, la búsqueda de los cuerpos y el socorro de los heridos, muchos de los cuales presentaban sín-omas de asfixia, se prolongó hasta primeras horas de la mañana. Cuarenta y tres vecinos fueron atendidos en el acto por médicos y personal sanitario en un autobús de los bomberos.