La compañía ofrece a las familias de las víctimas 20.000 euros de indemnización
Dos pasajeros del avión que se congeló en pleno vuelo intentaron pilotarlo
Los viajeros del Boeing chipriota murieron abrazados y sus cadáveres están congelados
Los familiares de los pasajeros del avión chipriota que el domingo se estrelló en el norte de Atenas viajaron ayer a la capital griega con la difícil y penosa misión de reconocer a sus allegados entre 121 cadáveres, 48 de niños. La mayoría de los cadáveres recuperados estaban «congelados», dijo un responsable oficial griego, sugiriendo que la aeronave fue una tumba volante antes de estrellarse. Mientras los investigadores peinaban el lugar en busca de pistas, los expertos en aviación civil se mostraron desconcertados por lo que parecía fallos técnicos múltiples derivados del mal funcionamiento del sistema de refrigeración y de presión que dejó temperaturas bajísimas a 35.000 pies de altura. Un experto dijo que el dato de temperaturas extremas sugería que no había aire en la cabina. «La autopsia realizada a los pasajeros hasta el momento muestra que los cadáveres estaban congelados, incluso algunos cuya piel fue carbonizada por las llamas del accidente», dijo a Reuters la fuente. Muchos estaban abrazados. Las dos cajas negras del avión han sido encontradas por los equipos de rescate griegos y serán enviadas a París para tener, dentro de unas dos semanas, informaciones precisas sobre las causas del siniestro. El accidente del Boeing 737 de la aerolínea privada Helios fue un calvario que al parecer comenzó con la muerte de los pilotos y siguió cuando miembros de la tripulación o pasajeros intentaron en vano tomar las riendas del avión para impedir su caída. El pi,loto comunicó a la torre de control de Larnaca media hora después de haber despegado que tenía un problema con el sistema de refrigeración o de presión en la cabina. A partir de ese momento se perdió todo contacto con la tripulación. El Boeing entró en el espacio aéreo griego sin comunicarse con la torre de control de Atenas, que ordenó que dos cazas militares F-16 interceptaran el avión. Los pilotos militares vieron cómo el avión volaba sin piloto y que el copiloto estaba muerto o desvanecido sobre los mandos. También observaron máscaras de oxígeno en la zona de pasajeros. En los últimos momentos del vuelo, los pilotos de los F-16 constataron que dos personas sin uniforme entraban en la cabina e intentaban asumir el mando del avión, sin lograrlo. Tres horas sin piloto Atenas se preparaba para dar la orden de derribar el avión si ponía en peligro alguna población. No hizo falta. El Boeing se estrelló minutos más tarde, a sólo 7 kilómetros del aeropuerto internacional de Atenas y a medio kilómetro de la localidad de Gramatiko. De las primeras investigaciones se deduce que la tripulación pudo haber fallecido poco después de informar de los problemas mecánicos y que el avión voló durante casi tres horas con el piloto automático mientras los pasajeros iban muriendo congelados. Al avión le quedaban sólo 16 minutos para llegar a su destino. Helios Airways ofrece una in-demnización de 20.000 euros a las familias de las víctimas En la morgue de Gudi, cerca del centro de Atenas, los parientes esperaban en silencio su turno para poder ver los restos mortales de las víctimas. Algunos lloraban, otros intentaban reprimir el llanto y casi todos iban vestidos de luto riguroso. Algunos familiares exteriorizaban su sufrimiento. «Cinco, he perdido a cinco familiares», gritaba una mujer de unos 50 años que iba vestida de negro. «He perdido a mi hija y a tres nietos, los responsables de-ben ser castigados», afirmaba un hombre de unos 60 años. El pasajero más joven era una niña de cuatro años. Murió junto a su madre.