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Robertson dice que no incitó a matar a Chávez y ahora sugiere secuestrarlo Buenos Aires, ciudad sitiada
Más de 20.000 piqueteros han cortado los accesos a la capital argentina como muestra de una realidad social cada vez más caliente. Calles bloqueadas y caos de tráfico como desafío al Gobierno de Kirchner
El telepredicador estadounidense Pat Robertson, quien el lunes propuso el asesinato del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo ayer que fue malinterpretado y que hay otras formas de quitar al mandatario del camino, incluido el secuestro. Robertson, fundador de la Coalición Cristiana y líder de una prominente organización evangélica, calificó el lunes a Chávez como «un peligro terrorífico» para EE.UU., y aseguró que «eliminar» al mandatario era más «barato que ir a una guerra» como la de Irak. La propuesta de Robertson fue repudiada por el Departamento de Estado y el Pentágono, así como por congresistas y organizaciones religiosas, aunque la Casa Blanca no se pronunció al respecto. Robertson ha mantenido durante décadas un vínculo fuerte con el Partido Republicano. «Lo que yo dije es que nuestras fuerzas especiales podrían eliminarlo (a Chávez)», dijo ayer Robertson en su programa televisivo The 700 Club . «Eliminarlo puede ser numerosas cosas, incluido el secuestro», dijo. «Fui malinterpretado», afirmó una figura de la derecha religiosa estadounidense, quien en tono de broma se refirió a la oleada de reacciones generada por sus comentarios iniciales y lo atribuyó a que agosto «es lento para las noticias». Robertson dijo el lunes: «si (Chávez) cree que estamos tratando de asesinarlo, pienso que realmente deberíamos proceder y hacerlo». «Tenemos la capacidad para eliminarlo, y pienso que ha llegado el momento de que hagamos uso de esa capacidad». Buenos Aires parece una ciudad sitiada. La histórica Plaza de Mayo se ha convertido en un campamento de desocupados que han hecho del lugar su base de operaciones. De allí parten las diferentes columnas que bloquean la circulación en distintos puntos de la urbe. Los responsables de este movimiento son los integrantes de las más de veinte agrupaciones de piqueteros (organizaciones de parados que se formaron durante la presidencia de Fernando de la Rúa) enfrentados con el Gobierno. En una demostración de su capacidad de convocatoria, le dejaron claro a Néstor Kirchner que están en condiciones de sitiar la ciudad, enloquecer el tráfico, irritar a los ciudadanos y sobre todo, dañar la campaña electoral que el presidente ha comenzado de cara a las legislativas del 23 de octubre. La causa de esta movilización es pedir un aumento en los planes sociales que reciben los piqueteros. Actualmente, la cifra es de 150 pesos mensuales (41 euros) y le exigen al Gobierno que sea de 350 pesos (98 euros). La negativa de Kirchner a conceder este aumento ha irritado a los líderes de las organizaciones, que han desatado el caos en una ciudad de más de cuatro millones de habitantes. Garrotes, pasamontañas que ocultan los rostros y gestos intimidatorios son algunos de los elementos que forman parte de la escenografía piquetera a la que ya se han acostumbrado los argentinos. Así, más de 20.000 piqueteros han convertido Buenos Aires en un infierno llegando al máximo de su demostración de fuerza con un acto final en la misma Plaza de Mayo. Argentina tiene buenos indicadores macroeconómicos, pero una situación social cada vez más caliente.