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León

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Es una gran crisis humnitaria dentro de una crisis mucho mayor aún: decenas de miles de refugiados que buscaron albergue frente a las aguas y los vientos en el estadio de fútbol americano de Nueva Orleans, el célebre Superdome, están hacinados en condiciones precarias como en una trampa gigantesca. Las imágenes y testimonios que transmiten las televisiones y radios locales muestran condiciones higiénicas que el público estadounidense sólo conocía hasta ahora de los campamentos de refugiados en regiones en crisis en el Tercer Mundo. La cifra exacta de personas en el estadio, con capacidad para 72.000 espectadores, se desconoce. Las estimaciones oscilan entre 30.000 y 60.000 personas. «La gente ya no puede resistir», resumió un reportero. Cinco personas han muerto ya en este «último refugio» frente al azote del huracán, entre ellos tres pacientes de un hospital que habían sido trasladados al Superdome y un hombre que aparentemente se lanzó desesperado desde la tribuna del polideportivo, a 82 metros de altura. Además se han registrado varios altercados que han requerido la actuación de la policía. Al subir constantemente el nivel de agua en la ciudad se interrumpió el suministro de energía eléctrica en el estadio. No funcionan por tanto ni los sistemas de aire acondicionado ni los inodoros. La basura se acumula. Después de que Katrina abriera dos grietas en el techo del estadio, comenzó a caer la lluvia sobre los refugiados. La humedad acumulada, la temperatura externa de 33 grados centígrados y la falta de refrigeración han vuelto casi irrespirable el aire dentro del Superdome. «Hay agua a los pies del Superdome», confesó a los periodistas la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, antes de anunciar los planes para evacuar a los que allí llevan ya desde el lunes. Sin electricidad Más de 2,5 millones de casas, dependencias oficiales y negocios seguían ayer sin electricidad en la región devastada por el huracán Katrina , donde hay extensas inundaciones, cientos de muertos y las temperaturas superan los 30 grados Celsius. El Gobierno federal envió equipos de socorro y naves de la marina de guerra al sur de Luisiana, Misisipi y Alabama, donde el martes el huracán, con vientos de hasta 240 kilómetros por hora, arrasó ciudades y dañó puertos e instalaciones petroleras. Las autoridades advirtieron que Nueva Orleans, en Luisiana, Biloxi en Misisipi podrían permanecer sin suministro durante varias semanas.

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