Diario de León

ANÁLISIS

La evacuación de 80.000 personas pone en jaque a las autoridades Bush, contra las cuerdas

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ÓSCAR SANTAMARÍA - t.l | nueva york
León

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La evacuación de las más de 80.000 personas que desde hace tres días se encuentran desamparadas en la ciudad de New Orleans se está convirtiendo para las autoridades en una auténtica pesadilla. De momento, sólo un grupo de 2.000 refugiados han conseguido llegar hasta el principal destino de la evacuación, el estadio Astrodomo situado en la ciudad de Houston, Texas. Todos ellos llegaron a bordo de los 375 autobuses que se encargan de recorren los más de 500 kilómetros que separan New Orleans de Houston. En la jornada de ayer la ciudad de San Antonio aceptaba también servir de albergue a los habitantes de la zona desastrada y ofrecía 25.000 plazas provisionales. Aunque en un principio se pensó como el autobús como único medio de trasporte, después de haber sido evacuados por helicóptero, las fuerzas del orden barajan también otras posibilidades como un tren hábil en la ciudad que podría trasportar hasta 1.900 personas. En el Estadio Superdomo, que refugia a 25.000 personas, la necesidad de salir de la ciudad se hace insostenible. Sin agua potable, ni alimentos, la gente debe dormir en el suelo y sólo algunos bebés, sin la compañía de sus padres, han podido abandonar las instalaciones deportivas. Además cientos de cuerpos aparecen flotando en las calles, lo que contribuye a incrementar la angustia. Recaudación de fondos El presidente de EEUU, George W. Bush, encomendó ayer a los ex presidentes George Bush y Bill Clinton recaudar ayuda en el país para los miles de damnificados del huracán Katrina . Al formular este anuncio ayer en la oficina oval de la Casa Blanca, Bush también informó de que la recuperación de las zonas devastadas «será un proceso prolongado» y que se esperan días difíciles en esas regiones. Tras asegurar a los estadounidenses que la «gran prioridad actual es salvar vidas» en las zonas afectadas, y que podría ocurrir «una suspensión temporal del abastecimiento de gasolina en la zona», Bush dijo que confía en que el pueblo «responderá en ayudar». LAS primeras críticas contra George W. Bush no han tardado en llegar, tres días después del paso del huracán Katrina . Las dudas sobre su capacidad y habilidad para hacer frente a esta crisis, con una mirada puesta en Irak, ponen contra las cuerdas al presidente. «Lo que debemos hacer, como nación, es unirnos para resolver el problema, y no hacer politiquería -se defendió el inquilino de la Casa Blanca-. Ya habrá tiempo, mucho tiempo, para la política». Y es que sus colaboradores más cercanos no ocultan que Bush se encuentra «en uno de los momentos más delicados de su presidencia». The New York Times fue el primero en abrir fuego y, tras destacar que el discurso que dio la noche del miércoles a la nación «fue uno de los peores» y llegó un día tarde, resaltó que este es el test más importante y complicado que enfrenta desde el 11-S. Pero entonces, recuerda, contaba con el apoyo de la ciudadanía, mientras que ahora cosecha su nivel más bajo de popularidad por la guerra en Irak, una pesada losa que planea de nuevo. Críticas Así, algunas voces han comenzado a cuestionar si Bush podrá manejar de forma eficaz el que él mismo calificó como «uno de los peores desastres naturales de nuestra historia» cuando, por ejemplo, el 40% de los efectivos de la Guardia Nacional de Luisiana y Misisipi están destinados en Irak y a los que muchos echan ahora en falta en sus ciudades de origen. «Las próximas semanas determinarán si Bush puede gestionar varias crisis a la vez, el caos en Irak y la causada por el Katrina», subraya The New York Time s que añade que el presidente no parecía comprender hasta días después la magnitud de la tragedia. «Espero que nadie aproveche esta situación para hacer política. Es una emergencia nacional y todo el país debe estar unido», dijo la madrugada de ayer el presidente en una entrevista con la televisión ABC en la que aprovechó la ocasión para señalar que habrá «tolerancia cero» para aquellos que participen en pillajes en las zonas afectadas, unas imágenes que repetidas una y otra vez han conmocionado a la nación. Asimismo, el mandatario republicano, que tenía previsto viajar hoy a la zona devastada, pidió a Bush padre y Bill Clinton que inicien una campaña para recaudar fondos.

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