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El presidente del país pide el perdón para los terroristas como vía para alcanzar la paz

Argelia da un paso histórico y busca a través de las urnas el fin del terrorismo

Cerca de 20.000 argelinos participan en el referéndum sobre la «Carta de la paz y la reconciliación»

Publicado por
León

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Argelia vivió ayer una jornada histórica que podría acabar con lustros de violencia y muerte. Por separado, 18.313.000 hombres y mujeres, de los que 903.000 son emigrantes, la mayor parte establecidos en Francia, acudieron ayer pausadamente a los colegios electorales para participar en un decisivo referéndum sobre la «Carta de la paz y la reconciliación», cuyo principal objetivo es la paz mediante el fin del terrorismo. El referéndum supone una vía inédita en Argelia para terminar con los últimos coletazos del terrorismo de inspiración islámica, aunque por el hecho de ser los más fanáticos, los extremistas alzados en las montañas no han mostrado hasta ahora el deseo de rendirse. Perdón para los terroristas El presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, ha sido el promotor de la Carta y, a lo largo de las últimas semanas, recorrió el país para solicitar de sus compatriotas un perdón para los terroristas que permita concluir la reconciliación. En 1999, Buteflika ya hizo uso del referéndum para adoptar el proyecto denominado de «concordia civil», que permitió la rendición y reinserción social de unos 6.000 terroristas, la mitad de los cuales formaban el llamado Ejército Islámico de Salvación (EIS). La «Carta de la paz y la reconciliación» que se sometió ayer al voto de los electores va mucho más lejos, ya que supone una verdadera amnistía gradual, no sólo para los terroristas, sino también para todas las personas vinculadas con la violencia, incluidos los miembros de los servicios de seguridad. Aunque uno de los artículos del documento afirma que se excluye a los que participaron en matanzas de civiles, violaciones o atentados en lugares públicos, la dinámica creada por Buteflika conducirá al perdón total, como ocurrió con los miembros del EIS. Y en ese sentido, Buteflika pudo contar como aliados a los antiguos cabecillas terroristas que, como otra novedad, se apuntaron a los mítines en defensa del perdón y la reconciliación. Hay que resaltar el hecho de que los generales argelinos esta vez han mantenido el silencio más absoluto, aunque en un editorial de su órgano oficial, la revista El Djeich , las Fuerzas Armadas sostuvieron el proyecto presidencial. Buteflika cambió las coordenadas por las que hasta 1999 se regía la lectura de la crisis abierta seis años antes por la anulación de los comicios legislativos ganados por el hoy proscrito Frente Islámico de Salvación. El presidente argelino tuvo el coraje de calificar de «guerra civil» la crisis, cuando el Gobierno, el generalato y los partidos proclamaban que se trataba simplemente de luchar contra el terrorismo. Buteflika eximió luego de todas las culpas a los integristas y repartió las responsabilidades del origen de la crisis entre éstos y el propio estamento militar. Con esa dinámica, era de esperar, que el primer mandatario de Argelia terminara por proponer la paz para todos los que han vivido una tragedia de más de 150.000 muertos según las cifras oficiales.

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