Los «tories» buscan un líder que ponga fin a la hegemonía laborista

El Partido Conservador británico inició ayer su conferencia nacional en Blackpool con el objetivo de buscar un nuevo líder que devuelva a esa formación al poder del que fue derrocado por el Partido Laborista en 1997. Pero para ello los candidatos al cargo de líder conservador, no menos de ocho, han firmado un pacto secreto de no beligerancia. El deseo de los halcones del partido es el de evitar que aumente la sensación de división en la familia tory. Con tres derrotas electorales a sus espaldas, una formación dividida en familias y sin líderes naturales entre sus delfines, el actual líder conservador, Michael Howard, llega a este congreso con el objetivo de encontrar un sucesor capaz de poner las cosas difíciles a los laboristas que para las próximas generales contarán como futuro primer ministro con un hombre del prestigio de Gordon Brown. Ayer se inició una carrera por el liderazgo de un partido que de seguir así las cosas puede pasar a ser la tercera fuerza política del país, por detrás de los liberales. El plazo para la elección del nuevo líder es el 6 de diciembre. Entre los nombres con las mejores posiciones para heredar la antorcha que Margaret Thatcher elevó al paraninfo de la política, está el de Kenneth Clarke, ex ministro de Economía, europeísta y representante del ala liberal. Como favorito para suceder a Howard parte David Davis, cuya agenda se basa en la «eurofobia». El más modernista y joven de los candidatos es David Cameron, y como líder de la derecha concurre Liam Fox. El ganador tendrá por delante la ardua tarea de desalojar a los laboristas de las ciudades con predominio de clase media que solían dominar los «tories» bajo el mando de Margaret Thatchet en los años ochenta.