EN VIVO EN EL VAGÓN
«Sólo queda esperar que no le toque a uno»
«Ya sabemos que vamos a sufrir otro gran atentado, pero ¿qué podemos a hacer?». La lógica, o quizá la impotencia, volvía ayer a imponerse entre los neoyorquinos que, acostumbrados ya a saberse potenciales objetivos, apenas reaccionaron al anuncio sobre la amenaza de ataques terroristas en la red de metro de la ciudad, que con 468 estaciones y 4.5 millones de usuarios al día es la quinta más transitada del mundo. «Todo el mundo va a seguir cogiendo el tren, haya amenaza de bomba o no. Me refiero, ¿qué otra cosa puedo hacer? Lo único, esperar que no me toque a mí», decía un hombre de mediana edad en un andén de metro del Downtown. A su lado, una mujer vecina de Queens murmuraba: «Yo tengo que tomar el metro todos los días, no me queda más remedio, ya sabemos que vamos a sufrir otro atentado tarde o temprano, como pasó en Madrid y Londres, pero ¿qué podemos a hacer?». De la misma opinión era un joven ecuatoriano: «Si me fío de la televisión no saldría de casa, pero vivo en Brooklyn y trabajo en Manhattan, sin el metro estoy perdido». Y así, día a día, los neoyorquinos lidian con la situación, con los registros al azar que realiza la policía en la entrada de las estaciones.