El Nobel premia al jefe antinuclear de la ONU que?trató de?evitar el ataque a Irak

El mundo revivió en agosto la acción devastadora de la bomba atómica. Han pasado sesenta años desde que Hiroshima y Nagasaki ejemplificasen para siempre el lado más vergonzoso de la humanidad y por ello los miembros del comité noruego del premio Nobel han decidido sumarse a un recuerdo que todavía paraliza las conciencias. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), organismo dependiente de la ONU, y su director, el egipcio Mohamed ElBaradei, comparten desde ayer el Nobel de la Paz por «los esfuerzos en impedir que la energía nuclear sea utilizada con fines militares» y por asegurar que ésta se aplique «con fines pacíficos», justo en un momento, dice el comunicado publicado ayer, en el que la «amenaza nuclear se ha incrementado otra vez». ElBaradei ha destacado en los últimos años por su apuesta decidida en favor del desarme nuclear en temas tan tensos como la invasión de Irak, cuando se había atrevido a desafiar a los EE.?UU. asegurando que no existían pruebas contundentes de un hipotético programa nuclear impulsado por el régimen de Sadam Husein. Los intentos de El Baradei por detener el ataque aliado no lograron convencer a Bush, pero sus acciones levantaron para siempre el recelo de la Casa Blanca, que incluso intentó hasta el último momento que este ex diplomático egipcio no fuese elegido en septiembre para un tercer mandato de cuatro años al frente de la AIEA. Sería retorcido encontrar paralelismos entre la bomba que desencadenó medio millón de víctimas en Japón y la invasión aliada a Irak ante la oposición de la ONU, pero nadie duda de que el Nobel, creado precisamente por el inventor de la dinamita, ha querido alarmar justo este año sobre los programas actuales de armamento nuclear . Instalada en Viena, la AIEA trata desde 1957 de garantizar la aplicación del Tratado de No Proliferación de armas nucleares. No es la primera vez que el Nobel decide galardonar a personas o instituciones que se han opuesto a la carrera de armamentos nucleares. En 1995, el premio recayó en la organización antinuclear Pugwash y su fundador Joseph Rotblat, y en 1985 fue para la Internacional de Médicos contra la Guerra Nuclear. El Comité recordó en su anuncio de ayer que Alfred Nobel dejó claro que uno de los criterios para entregar el premio de la Paz debería serel de promover la abolición de las armas.