Un ataque islámico a gran escala extiende el conflicto del Cáucaso

Pese a que el Kremlin sostiene que la situación está bajo control, lo cierto es que anoche continuaba habiendo focos de resistencia rebelde en distintos puntos de Nálchik, la capital de la república norcaucásica de Kabardino-Balkaria, muy cercana a la conflictiva Chechenia. Incluso, unos cuantos guerrilleros siguen parapetados en una comisaría de policía, en donde retienen a un número indeterminado de rehenes. El ataque, en el que participaron entre 200 y 300 combatientes procedentes de Chechenia, sembró el terror y el caos en Nálchik. Hasta el momento, se han contabilizado 74 muertos (de ellos al menos 12 civiles) y más de 60 heridos. Las draconianas medidas que el presidente Vladimir Putin aplica para combatir el terrorismo, como recortar las libertades democráticas o emplear tanques y lanzallamas contra secuestradores con rehenes en su poder, no están consiguiendo erradicar el problema. Al contrario, la brutalidad con la que las tropas rusas actúan en Chechenia no está sino logran-do que los ataques armados y atentados se extiendan cada vez más por todo el Cáucaso Norte. Tras Chechenia, el con-flicto se trasladó a las vecinas Ingushetia y Daguestán. El año pasado, el secuestro en la escuela de Beslán demostró que los extremistas tenían además capacidad operativa en Osetia del Norte. Kabardino-Balkaria entró dentro del radio de acción de los hombres de Shamil Basáyev, el dirigente guerrillero checheno más fanático. Los comicios chechenos son el detonante de esta nueva acción.