El sur de Italia o donde las mafias sustituyen al Estado
El asesinato del vicepresidente calabrés muestra cómo la Cosa Nostra, la Camorra y la N'Drangheta siguen imponiendo la dictadura del terror
«Hay zonas donde el Estado no existe», denunció ayer el presidente de la Calabria tras el asesinato de su vicepresidente por parte de la N'Drangheta. Aquí, como en otras zonas de Italia, la mafia es una realidad introducida a tal nivel que llegan a constituir un Estado dentro del Estado. La presencia de organizaciones de delincuentes no se manifiesta solo através de delitos de sangre. Hoy es silenciosa y está bien introducida en la economía local con nuevos negocios mucho menos expuestos que el tráfico de droga o de armas, aunque la extorsión (pizzo) aún sea importante. Aunque todos los países cuentan con grupos criminales más o menos organizados, sólo en Italia han llegado a un nivel de ilegalidad sin igual. La mafia, o las mafias, como prefieren los expertos, son principalmente tres: La siciliana o Cosa Nostra, la Camorra napolitana y la N'Dragheta calabresa. Aunque cada una presenta sus peculiaridades, en muchas ocasiones los grupos se relacionan. Todos son fenómenos característicos del sur de Italia, zona en la que la sociedad aún se basa en viejos vínculos de clientelismo, terreno fértil para el desarrollo de estas organizaciones criminales. El actual boss siciliano Antonio Provenzano, vive en clandestinidad desde hace cuarenta años al igual que hizo su precesor Totó Riina, detenido en 1992. Aunque la mafia está introducida en todos los niveles, desde la construcción hasta la sanidad, hasta los años setenta las instituciones italianas ignoraban su existencia. Mientras, la Piovra (el pulpo) se enriquecía con negocios ilegales, empezaba a introducirse en las finanzas y en los negocios inmobiliarios, así como en las obras públicas através de empresas de subcontratas o de venta de materiales. Guerra de las mafias La guerra a la mafia comienza a dar sus frutos a principios de la década de los 80 cuando la magistratura italiana decide investigar a fondo. Como respuesta, una serie de atentados, el terrorismo mafioso, que culminará en 1992 con los asesinatos de los fiscales Giovanni Falcone y de Paolo Borsellino.