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Publicado por
CARLOS G. REIGOSA
León

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TRAS CONOCERSE los resul-tados de las últimas elecciones en Alemania, casi todos los analistas coinciden en que eran los peores que se podían producir, los más paralizantes y, al cabo, los menos resolutivos y también los menos ilusionantes. El miedo al cambio que pro-ponían los democristianos y el miedo al estancamiento que no evitaron los socialdemócratas generaron un empate técnico que no auguraba nada bueno. Al final, ambos grupos mayori-tarios se disponen a gobernar juntos, con la democristiana Angela Merkel al frente, como canciller. ¿Con qué programa? Con uno que no es ninguno de los que concurrieron a las elecciones. Así lo admitió Merkel con un sano pragmatismo. Porque, a su entender, los alemanes han lanzado un mensaje que, siendo de perplejidad, ella dice haber entendido claramente: quieren lo mismo que ella quiere, pero no de un modo tan radical ni a tanta velocidad. De manera que, frente a los programas propios, se impone el programa posible (y posibi-lista), con un poco de ambos, que es el que desarrollará el Gobierno de coalición. Con lo cual, si no hay sorpresas, lo que viene se va a parecer mucho a lo que Gerhard Schröder quería hacer, pero para lo que él ya estaba literalmente quemado. Nos encontramos así con la Alemania posible, que será europeísta, pero que ya no coqueterará con el antiamericanismo populista al que era tan dado Schröder. La Alemania que viene será proamericana en sus relaciones exteriores e impulsará, en el interior, una política de equilibrios que combinará la defensa del Estado de bienestar con exigencias de tipo liberal. No se olvide que el líder conservador bávaro Edmund Stoiber, previsible ministro de Economía, nunca atacó el Estado de bienestar, pero sí les recordó a los alemanes que han de trabajar más horas por el mismo salario (y también más años), porque sólo de este modo ve garantizado el Estado de bienestar, el crecimiento económico y la creación de empleo. ¿Piensan lo mismo los socios del SPD? Sí, pero necesitan a los democristianos para echar-les la culpa de las medidas más impopulares. Porque Alemania va a superar la actual etapa de estancamiento. Es el milagro posible.