La sombra del «caso Plame» pesará sobre la Casa Blanca durante meses

La sombra del escándalo por la filtración del nombre de un agente de la CIA parece destinada a pesar sobre la Casa Blanca durante meses, ante la lentitud con que se mueven los engranajes de la Justicia para juzgar a Lewis Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney. La primera comparecencia judicial de Libby, el jueves, dejó en los analistas la certeza de que un potencial juicio en su contra no comenzará hasta mediados de 2006. Eso significa que el caso estará en la mira de los medios en los meses previos a las elecciones legislativas de noviembre de 2006. Libby se declaró no culpable de los cinco cargos en su contra (dos por perjurio, dos por falso testimonio y uno de obstrucción de la Justicia) surgidos de la investigación sobre la filtración a la prensa del nombre de una agente secreta de la CIA, algo que es un delito en Estados Unidos. El juez Reggie Walton, que presidió la audiencia de comparecencia de Libby, afirmó: «Quiero resolver este tema tan expeditivamente como sea posible». Pero el significado de «expeditivamente» puede estar abierto a interpretación, ya que varios factores probablemente retrasarán el proceso. Limbo legal El cabo suelto con mayor potencial de daño para la Casa Blanca es el limbo legal en que permanece el principal asesor político del presidente George W. Bush, Karl Rove. La mayoría de la gente en Washington daba por sentado que Rove saldría libre de cargos criminales, aunque políticamente dañado. Pero el diario Washington Pos't sugirió que Fitzgerald aún estudia acusar a Rove de falso testimonio, alentando las especulaciones sobre la posibilidad de que el funcionario se vea obligado a renunciar. También es probable que haya otros retrasos debidos a la compleja naturaleza del caso. Fitzgerald dijo a la corte que muchas de las pruebas en que basa su acusación son material clasificado, y desclasificarlo llevará semanas. Por eso, el juez Walton fijó la próxima audiencia para el 3 de febrero.