La disputa por el libre comercio impide, por primera vez en la historia, una declaración conjunta
Los líderes americanos y Bush salvan la cumbre en reuniones fuera de plazo
Lula regresa con urgencia a Brasil para preparar la primera visita que hará Bush al país
Finalizadas las sesiones plenarias de la IV Cumbre de las Américas, los presidentes continuaron reunidos en esta ciudad para acercar posiciones en torno a la liberalización del comercio continental. La reunión amenazaba con cerrar sin una declaración final. Los organizadores convocaron a una rueda de prensa para dar la noticia, pero la conferencia se demoró indefinidamente. La reunión fuera de hora se produjo cuando varios persidentes y jefes de Estado habían abandonado ya la cumbre y se disponían a viajar a sus pañies. Entre ellos los de Estados Unidos, Argentina, Venezuela y Colombia. Portavoces de diversas delegaciones admitieron que se trabajaba en la hipótesis de elaborar un documento que incluya las diferencias imposibles de zanjar, o también la más drástica de aplazar la difusión de los documentos hasta dentro de 60 días. Este último escenario no tiene antecedentes en las cumbres americanas y podría marcar el inicio de una etapa de confrontación entre los países más alineados con Estados Unidos y los que se resisten a integrarse bajo las condiciones de Washington. Las diferencias surgieron en torno al ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), un tema que, en rigor, no estaba en la agenda. Los presidentes fueron convocados a debatir bajo el lema de «Crear empleo para reducir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática». La propuesta del tema fue de Argentina, sede del encuentro, y contó con el fuerte respaldo de la OEA (Organización de Estados Americanos) y de la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Por una partes etaban Estados Unidos y México y por otra, Venezuela, radicalmente opuesto a la medida. En medio, Argentina y Brasil, y sus socios más pequeños en el Mercosur, Uruguay y Paraguay. No se pudieron conciliar posiciones. La visita más esperada El presidente de Brasil, Lula da Silva, salió raudo de esta ciudad y regresó a Brasilia para prepararse para la fugaz visita que hará por primera vez el mandatario estadounidense, George W. Bush a ese país. Bush agradeció ayer al presidente argentino, Néstor Kirchner y admitió que no es un huésped fácil. Una verdadera invasión militar se desplegó en Mar del Plata semanas antes de la cumbre y se mantuvo hasta que el presidente se fue. Tantas medidas de seguridad no lograron evitar que se produzcan episodios de violencia a raíz de su visita. Las manifestaciones de repulsa dejaron un saldo de numerosos heridos, casi un centenar de detenidos y decenas de comercios destruidos y saqueados.