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| Crónica | En el lugar de la batalla|

«París acabará como Bagdad»

Emigrantes españoles que viven en los suburbios de la capital francesa creen que la injusticia social está en el origen de los disturbios de las últimas semanas

Policías antidisturbios arrestan a unos jóvenes en Toulouse

Publicado por
León

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Basilio Losada lleva 44 años viviendo en París, pero nunca había visto nada como lo del domingo por la noche: veinticinco coches ardiendo a la vez frente a su calle, en una pequeña urbanización de La Plain Saint Denis, en el distrito 93, el más violento y peligroso de la ciudad. «Uno de mis vecinos es policía y dice que a veces no pueden hacer nada porque los alborotadores de mayor edad ponen en primera fila a pequeños de 13 y 14 años a los que, por ley, no pueden detener, ni siquiera esposar», explica. Basilio es de Sarria (Lugo) y trabajaba de ferroviario para Renfe hasta que un accidente en el túnel de Monforte le destrozó una mano y lo convenció de que aquel empleo estaba demasiado mal pagado como para seguir jugándose la vida a diario. Tenía veintipocos años y la Francia de los sesenta estaba llena de oportunidades, así que decidió emigrar a París. Jubilado tras cuatro décadas conduciendo un taxi, sigue viviendo allí con su mujer porque quiere estar cerca de sus cuatro hijos y de sus cinco nietos. «No digo que lo que hacen esos chicos esté bien, todo lo contrario. Pero ellos sienten que no tienen futuro y que les atacan por todas partes», asegura Basilio, quien reconoce que desde hace dos semanas pasa miedo «todas las noches». Por las tardes acude al Centro Español que hay en el número 10 de la calle Cristino García, una estrecha avenida dedicada al maquis fusilado por Franco en 1946, cubierta a medias de barro y asfalto en la zona más pobre de La Plain y en donde se reúnen los emigrantes españoles de la zona. En París viven unos 100.000, pero según la embajada ninguno ha sufrido los efectos de la ola de violencia. «Los que viven en zonas sensibles han preferido dejar estos días sus coches en el centro y no salir a la calle por la noche, pero de momento todas las noticias son buenas», aseguran fuentes de la delegación. El domingo, Basilio y su mujer pasaron la noche en vela temiendo por su casa, un chalé de una planta en la zona de Bel-Air. Él cree que el Gobierno tiene parte de culpa en lo que está pasando: «Cuando Sarkozy (ministro del Interior) dijo que iba a lavar a presión la suciedad de las calles estaba insultando a los amigos de los dos críos que murieron electrocutados. Si esos chavales no reciben pronto respuestas adecuadas, París acabará como Bagdad», advierte. Según una encuesta del diario Le Parisien , el 89% de los franceses consideran imprescindible devolver la financiación a las organizaciones no gumernamentales que trabajan en las zonas desfavorecidas, así como las ayudas a la vivienda y las subvenciones a la escolarización, cerca de 450 millones de euros anuales que el Ejecutivo de Chirac suprimió de raíz hace unos meses. El distrito 93, donde viven Basilio y su familia, era uno de los más beneficiados por ese dinero. Sin salida Seiscientas organizaciones no gubernamentales agrupadas en la Red europea contra el racismo (ENAR, en inglés), advirtieron de que la exclusión de las minorías étnicas en la Unión Europea puede crear una «respuesta violenta masiva», como se ha demostrado con los actos violentos que se están produciendo en Francia y otros países europeos protagonizados por jóvenes descendientes de inmigrantes. La red ENAR apuntó que estos hechos llaman la atención sobre una realidad que existe en muchas ciudades europeas y han realzado el descontento y la alienación entre los jóvenes de origen inmigrante, que sienten que no tienen una salida de la pobreza, del desempleo y de la educación inadecuada.

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