Al Qaida trata de desestabilizar ahora Jordania con los tres atentados suicidas

Los tres atentados del miércoles en Amán no sólo iban dirigidos contra Occidente -los tres hoteles afectados son de capital estadounidenses- sino también contra el régimen jordano, una monarquía parlamentaria que funciona como una democracia limitada. Jordania era hasta ahora el único país de la región que se había librado de los atentados suicidas, tan comunes en sus países vecinos, como Egipto, Arabia Saudí e Irak, y con los que los islamistas más radicales pretenden desestabilizar a sus gobiernos. Ayer la rama iraquí de Al Qaida que lidera Abu Musab al-Zarqaui se hizo responsable de los atentados en cadena. Los islamistas jordanos fueron los primeros en condenar la carnicería del miércoles, y lo mismo hicieron los Hermanos Musulmanes egipcios. Ambos grupos están muy controlados por la policía y no se pueden permitir ninguna alegría en público. Además, una gran parte de la población musulmana, incluido el sector islamista, repudia ese tipo de acciones. Millares de jordanos se manifestaron ayer en las calles de Amán con fotos del rey Abdalá. El último balance señala que en los tres atentados fallecieron 56 personas y un centenar resultaron heridas. Entre los muertos había varios extranjeros, incluido un ciudadano de Estados Unidos al que no se identificó. El resto de los fallecidos que se han identificado son de las siguientes nacionalidades: 33 jordanos, seis iraquíes, dos de Bahrein, tres chinos, un saudí, un sirio y un indonesio Además hay al menos cinco palestinos que también perecieron, incluidos un general de la ANP destinado en Cisjordania, un coronel, un banquero, un diplomático y un hombre de negocios. Todos ellos se encontraban en el Grand Hyatt cuando se produjo la primera explosión. La explosión en el Radisson ocurrió en un gran salón donde en ese momento se celebraba un banquete de bodas. Los novios, una pareja de palestinos, sobrevivieron pero los padres de ambos y otros 11 familiares fallecieron.