Los iraquíes refugiados en Jordania temen que les persiga la violencia tras el último atentado de Al Qaida Más de 50.000 pakistaníes comienzan un éxodo para huir de las nieves
Los iraquíes refugiados en Jordania en busca de paz temen verse atrapados por la violencia que sacude a su país y que amenaza con extenderse al reino hachemí después del triple atentado de Amman el miércoles. El viceprimer ministro jordano, Marwan Moasher, confirmó el sábado que la rama iraquí de la red terrorista Al Qaeda, dirigida por el jordano Abú Musab Al Zarqaui, es responsable de los tres atentados suicidas contra otros tantos hoteles que dejaron 57 muertos y más de cien heridos el miércoles por la noche en Amman. No obstante, el funcionario no confirmó que los suicidas fueran iraquíes, como afirmó el viernes en un comunicado la rama iraquí de Al Qaida. «Nuestros hermanos iraquíes en Jordania son nuestros huéspedes y los grupos terroristas no tienen nacionalidad. No habrá medidas contra la comunidad iraquí», dijo Moasher a la prensa. «Los terroristas no representan a la población iraquí ni a nación alguna, solo representan la venganza y el odio», dijo. Medio millón de iraquíes Unos 500.000 iraquíes viven en Jordania, uno de los pocos países árabes que les abrió las puertas durante el régimen de Sadam Huseín, y tras su caída en abril de 2003. Así, Jordania fue para los iraquíes la única puerta hacia el exterior durante los trece años de embargo internacional al cual estuvo sometido Irak tras la invasión de Kuwait en 1990. Actualmente, los iraquíes pueden obtener una visa de turista de un mes (renovable) en Jordania, y un permiso de residencia de un año renovable si tienen un contrato de trabajo. Pero algunos de ellos están preocupados por las consecuencias de los atentados del miércoles. «Es como si los iraquíes estuvieran malditos. Vivimos bajo presión, tanto desde el interior como del exterior, desde hace más de cincuenta años», se lamenta Nabil Al Samarrai, oriundo de Samarra, al norte de Bagdad. Este hombre de 58 años se trasladó a Jordania hace 16 en busca de un futuro mejor, y hace tres meses volvió a Bagdad tras haber ejercido como profesor en prestigiosas universidades jordanas. Sus hijos viven en Jordania. Para Al Samarrai, la amenaza de otros atentados prometidos por Al Qaida podría desatar represalias contra la comunidad iraquí en Jordania. Hasta el momento no hubo incidentes importantes, pero una cierta tensión quedó de manifiesto al día siguiente de los atentados. Jóvenes jordanos «tocaban la bocina cuando veían un coche con matrículas iraquíes y rompieron un parabrisas», contó Al Samarrai. Los iraquíes residentes en Jordania participaron el viernes en Amman en una manifestación contra el terrorismo con una pancarta que indicaba: «Todos los iraquíes están con Jordania». «Jordania es un refugio para todos los árabes y los oprimidos», dijo el jeque Majid Alí Suleimán, eminente miembro de la tribu sunita Al Dulaim, que huyó de Irak en 1996 y obtuvo la nacionalidad jordana. Más de 50.000 personas que perdieron sus casas en el terremoto del pasado 8 de octubre recorren los caminos nevados de Cachemira para descender a zonas más bajas ante el temor de morir de frío en esa dura región himaláyica. Los habitantes de un centenar de pueblos de la región de Cachemira bajo control de Pakistán, algunos de ellos situados a más de 2.000 metros de altura, han iniciado un lento éxodo para llegar hasta los campamentos de refugiados, instalados en zonas más bajas. La huida comenzó después de la advertencia del servicio meteorológico de que continuará la nieve en algunas zonas y lloverá al menos durante las próximas 36 horas en la región, a la que probablemente llegarán sucesivas olas de frío en las próximas semanas. Tras semanas de negociaciones, la India y Pakistán abrieron esta semana tres pasos de la divisoria, uno de ellos en Poonch, pero por el momento sólo se permite el tránsito de material de ayuda y no la circulación de personas residentes en uno y otro lado de esta militarizada región, disputada entre estos dos países desde hace más de 50 años. Los campamentos instalados por las oenegés en diversos puntos de las zonas afectadas, tendrán que acoger en las próximas semanas a estas familias que huyen del frío.