Diario de León

La salud mental de Pinochet, próximo a cumplir 90 años, lo liberó de dos procesos anteriores por violaciones a los derechos humanos

Pinochet «simuló» estar loco y podrá ser juzgado como criminal

Durante el interrogatorio reprochó al juez que le preguntara por cosas?de?hace?30?años

Pinochet entra en su coche en una de sus últimas apariciones públicas

Pinochet entra en su coche en una de sus últimas apariciones públicas

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agencias | santiago de chile
León

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Las condiciones mentales del ex dictador chileno Augusto Pinochet no le impiden enfrentar el juicio abierto en su contra por los crímenes de la operación Colombo, uno de los planes represivos que aplicó su régimen, según las conclusiones de los médicos que lo examinaron. El juez Víctor Montiglio entregó ayer a las partes del caso el contenido del interrogatorio y las conclusiones de los médicos que, por orden de la Corte Suprema, examinaron a Pinochet para evaluar su condición mental. Montiglio interrogó personalmente a Pinochet el pasado lunes durante tres horas en su domicilio. Según las conclusiones de los seis peritos del Servicio Médico Legal que participaron en los exámenes, el ex gobernante de facto, que cumplirá 90 años el próximo día 25, está en condiciones psiquiátricas de afrontar un juicio. Aunque desde el punto de vista neurológico mantiene el diagnóstico de demencia subcortical, no le impide participar en un proceso, concluyeron. Según el abogado querellante Hernán Quezada, Pinochet «sobresimuló» sus trastornos cognitivos a fin de hacer aparecer más grave la enfermedad neurológica que le afecta. «Mostró lucidez, conocía nombres de abogados, parientes y amigos, sabía respecto de qué estaba siendo interrogado y la gravedad de cargos que se le imputan», dijo Quezada a los periodistas, tras examinar los documentos facilitados por el juez. Es una persona normal Los peritos son concluyentes en que desde el punto de vista psiquiátrico (Pinochet) es una persona normal, que puede afrontar un proceso, «sin perjuicio de sus afecciones neurológicas y cierto grado de pérdida de memoria, que en ningún caso implican una demencia o enajenación mental». Quezada señaló que Pinochet entró en contradicciones, ya que tras manifestar que no se acordaba de algunos hechos después dio detalles de los mismos. En su comparecencia ante el juez, Pinochet le reprochó al magistrado que le preguntase cosas «que sucedieron hace 30 años». La salud mental de Pinochet, lo liberó de dos procesos anteriores por violaciones a los derechos humanos atribuidas a su dictadura (1973-1990). Durante la «declaración indagatoria» ante el juez en su finca de La Dehesa, el ex dictador negó haber sido el superior jerárquico de la Dina (Dirección de Inteligencia Nacional), cuyos agentes montaron la operación represiva para eliminar a sus opositores. «No me acuerdo pero no es cierto. Y si fuera cierto, no me acuerdo», dijo Pinochet en una de sus respuestas ante el juez. «Dios hace las cosas» Consultado sobre los más de 3.000 muertos y desaparecidos que dejó su dictadura, Pinochet respondió: «Lamento y sufro por esas pérdidas, pero Dios hace las cosas. Él me perdonará si me excedí en algunas, pero no creo que haya sucedido eso». «Todo lo que hice, todo lo que actué, todos los problemas se los dedico a Dios, se los dedico a Chile, porque de esa forma se permitió que el país no fuera comunista y surgiera como es hasta hoy», agregó Pinochet, al justificar la dictadura y el golpe de Estado que lo instaló en el poder por 17 años. Sus declaraciones coinciden con las respuestas que entregó en enero de 2001 al juez Juan Guzmán Tapia, que lo sometió a un primer proceso por los crímenes de la caravana de la muerte, una comitiva militar que recorrió el país y ejecutó a decenas de prisioneros un mes después del golpe militar. El juicio por esos asesinatos quedó archivado en julio del 2002, cuando la Corte Suprema aceptó los informes médicos según los cuales Pinochet padece una demencia moderada que le impedía defenderse ante los tribunales. Ese mismo criterio aplicó la Corte en septiembre pasado, cuando cerró sin sanciones el proceso que enfrentaba Pinochet por las desapariciones forzadas de prisioneros en la operación Cóndor, un plan secreto que aplicaron las dictaduras militares sudamericanas en los años 70 para eliminar a sus opositores. El general jubilado, que en este caso fue desaforado el pasado 15 de septiembre por la Corte Suprema, está imputado por quince de esos crímenes y a juicio de los querellantes, tras el interrogatorio y las conclusiones de los exámenes médicos, el juez Montiglio debe proceder a dictar su procesamiento. La defensa de Pinochet declinó hacer comentarios acerca del interrogatorio o los informes de los peritos médicos, ni indicó si insistirá en tratar de evitar su procesamiento basándose en la salud mental del imputado.

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