Batalla diplomática entre Bush y Hu por los derechos humanos

Los derechos humanos se convirtieron en el terreno de batalla durante la visita del presidente estadounidense, George W. Bush, a China, que estuvo marcada por el anuncio de la compra de nuevos Boeing en un clima comercial bilateral tenso que Pekín ha prometido suavizar. Bush insistió en la necesidad de que haya más libertad «social, política y religiosa» en China, a lo que su homólogo, Hu Jintao, respondió que en su país la población disfruta de «derechos democráticos». «Los chinos disfrutan de decisiones democráticas, de una gestión democrática y de una supervisión democrática previstas por la ley», afirmó Hu a los periodistas, que no pudieron hacer preguntas tras las declaraciones que los dos jefes de Estado hicieron al término de un encuentro de 90 minutos. «En el futuro, seguiremos teniendo en cuenta las condiciones nacionales y las aspiraciones del pueblo chino para proseguir la construcción de políticas democráticas con características chinas», agregó el presidente del Partido Comunista Chino, dejando claro que el régimen vigente desde 1949 no tiene la intención de introducir cambios drásticos. Visita al «otro emperador» Hu Jintao, que anunció que visitará Estados Unidos a «principios de 2006», también dijo a su huésped que en lo que respecta a Taiwán, China «no tolerará la independencia» de la isla, vinculada por un acuerdo de defensa con Washington. Bush elogió recientemente a la isla por haber construido una «sociedad china libre y democrática». La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, afirmó que Estados Unidos no ha visto «los avances esperados» (en el área de los derechos humanos), en un encuentro con la prensa extranjera, y recordó también la «preocupación provocada por el crecimiento de la potencia militar china». El presidente estadounidense asistió ayer por la mañana a una ceremonia religiosa protestante, con su esposa Laura, y abogó por la libertad de culto en China. En un encuentro con la prensa que lo acompaña en este viaje, Bush indicó que había pedido a Hu que invitase al Dalai Lama para que oiga de su propia boca que «no desea un Tíbet independiente», así como a representantes del Vaticano con el que China no mantiene relaciones oficiales. El presidente estadounidense no precisó cuál fue la respuesta de Hu.