Diario de León

La nueva jefa del Gobierno germano no pronunció discurso alguno pero reconoció estar feliz

Schröder cumple su promesa y sus seguidores hacen cancillera a Merkel

La primera mujer que dirigirá Alemania cosecha 51 votos de castigo de miembros de la gran coalición

Schröder se despide entre aplausos de los diputados después de traspasar el poder a Ángela Merkel

Schröder se despide entre aplausos de los diputados después de traspasar el poder a Ángela Merkel

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Enrique Müller - berlín
León

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En una ceremonia rutinaria pero marcada con un gran contenido simbólico, el pleno del Bundestag puso fin ayer a dos meses de incertidumbre política al elegir a Ángela Merkel, la humilde hija de un pastor protestante de la desaparecida República Democrática Alemana, de 51 años, como la primera mujer canciller en la historia de Alemania. Su predecesor y adversario político, Gerhard Schröder, cumplió su promesa. Merkel obtuvo una confortable mayoría de 397 votos, 89 votos más de los que necesitaba para ser elegida, aunque el resultado de la votación secreta dejó al desnudo que 51 parlamentarios de la gran coalición votaron en contra de la nueva jefe del Gobierno germano. La histórica jornada que vivió ayer Alemania comenzó poco después de las 10.00 horas, cuando el presidente del Parlamento federal, Norbert Lammers, invitó a los diputados a depositar sus votos en dos urnas transparentes. Al cabo de 50 minutos, la sesión se reanudó y Lammers, con voz grave, dio a conocer el resultado de la votación. De 612 parlamentarios presentes (dos no acudieron), 397 diputados (democristianos y socialdemócratas) votaron a favor de Merkel, 202 lo hicieron en contra, 12 se abstuvieron y solo uno anuló su voto. «Querida señora Merkel: usted ha sido elegida democráticamente como la primera mujer en ocupar la jefatura de Gobierno. Esto representa un poderoso mensaje para las mujeres y, con toda seguridad, también para algunos hombres», dijo Lammers inmediatamente después de dar a conocer el resultado de la votación. Esta observación tuvo la magia de acabar con la solemnidad del momento, el pleno estalló en una carcajada y Ángela Merkel se atrevió a sonreír por primera vez. A partir de ese momento se puso en marcha otro ritual exigido por la Constitución alemana. A bordo de una limusina blindada, Merkel se dirigió al castillo de Charlottenburg, sede provisional del presidente de Alemania, para recibir de manos de Horts Köhler el acta oficial de su nombramiento como canciller. De inmediato, Merkel regresó al Reichstag para prestar juramento. Sin discursos En el día más importante de su vida, Ángela Merkel no pronunció discursos, tampoco concedió entrevistas y sólo pronunció una breve frase para revelar sus sentimientos. «Me siento muy bien, estoy muy satisfecha y me siento muy feliz». El líder del pequeño Partido Liberal y amigo personal de Merkel, Guido Westerwelle, sí se apresuró a predecir un futuro para el nuevo Gobierno. «Cuando una gran coalición comienza con tantos votos negativos existe la posibilidad de que se desintegre ante del fin de la legislatura», dijo. El futuro ministro de Exteriores, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, fue más realista y destacó que el resultado solo era una cuestión de estética y no daría inestabilidad.

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