Los «captahuellas» cazan al chavismo y dividen al país

El anuncio efectuado el martes por Acción Democrática (AD), de retirarse de las elecciones legislativas del domingo está provocando un efecto dominó en el resto de los grupos opositores. Unos ya han se han pronunciado de forma clara por la no participación y los que no lo han hecho o han decidido presentarse se pueden ver abocados a cambiar de postura en cualquier momento porque empiezan captar el mensaje que les llega de las bases -militantes y simples votantes- de que el actual momento político venezolano no reúne las garantías mínimas de juego limpio. Este ya era el temor generalizado de la gran mayoría de los no chavistas, pero la auditoría técnica que pudieron llevar a cabo en los últimos días los expertos contratados por la oposición lo ha confirmado plenamente, bajo la supervisión de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA). Parecía que los dirigentes de los partidos de la oposición se iban a conformar con la retirada de las polémicas captahuellas, asumida por los representantes de la ma-yoría gubernamental en el Consejo Nacional Electoral (CNE), pero las bases -no la Embajada de EE.UU. como dicen los chavistas- hicieron saber que eso no era suficiente. Y los dirigentes de AD, el partido más antiguo de Venezuela, por boca de su líder Henry Ramos Allup, tuvieron la valentía de dar el primer paso y anunciar la retirada. La primera consecuencia de este posicionamiento ha sido la división de la oposición. Pero los efectos sobre la mayoría gubernamental, como evidencian las reacciones del vicepresidente Rangel y del propio Chávez, no son nada halagüeños. Cuando el chavismo va solo ante las urnas y si la abstención iguala o supera el 75 % -las últimas encuestas difundidas señalaban que en octubre un 71% de los venezo-lanos no pensaban ir a votar-, el liderazgo de un Hugo Chávez que pretende ganar las presidenciales del año que viene con 10 millones de votos puede verse seriamente cuestionado. ¿Qué va a pasar a partir de ahora? Todos los observadores consultados coinciden en señalar que se abre una nueva etapa en la vida política de Venezuela, con la que casi nadie contaba, porque el país, y muy especialmente sus representantes políticos, parecían incapaces de reaccionar frente el ciclón chavista del pasado 15 de agosto. Pero, desde luego, son los venezolanos quienes tienen la palabra.