Londres advierte a España de la dificultad para cuadrar los fondos

El ministro de Exteriores del Reino Unido, Jack Straw, advirtió ayer a su homólogo español, Miguel Ángel Moratinos, de las dificultades que está teniendo la Presidencia británica de la UE para «encajar todas las piezas» del puzzle presupuestario de la Unión y elaborar una propuesta financiera que permita lograr un acuerdo en la cumbre que se celebra a partir del jueves en Bruselas. Moratinos y Straw mantuvieron un breve encuentro en la capital belga al término del Consejo de Ministros de Exteriores, durante el cual el representante español reiteró sus exigencias en la negociación del reparto de fondos comunitarios para el período 2007-2013. La última oferta británica, que España considera inaceptable y que Londres se ha comprometido a corregir antes de la cumbre, recorta unos 5.600 millones de euros de los fondos estructurales para las comunidades Objetivo 1 -Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura y Galicia- con respecto al septenio anterior. Encaje de piezas «Straw me ha dicho que lo están estudiando, pero que no es fácil encajar todas las piezas», dijo Moratinos, en referencia a las condiciones españolas: pagar menos al cheque británico, seguir recibiendo fondos de cohesión a pesar de que España ya ha superado el 90% de la riqueza media europea, y mejorar su participación en las partidas destinados a I+D. «Tenemos voluntad de acuerdo, pero España necesita mejorar en esos tres capítulos», subrayó. Los ministros de Exteriores no pudieron acordar el estatus de candidato para Macedonia, ante la negativa de varias delegaciones, especialmente de Francia, a hablar de nuevas adhesiones cuando todavía no se ha resuelto cómo financiar la última ampliación. El rechazo tiene como telón de fondo al cheque británico, un instrumento que permite al Reino Unido blindarse contra los costes de la ampliación al reembolsarle dos de cada tres euros de sus aportaciones a la UE. Como presidente de turno de la Unión, al Reino Unido le corresponde el papel de evitar ese fracaso, pero Straw se mostró muy cauto. Cuando se le preguntó si creía posible el acuerdo, respondió con un lacónico «no lo sé».