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| Análisis | Reforma del federalismo en Alemania |

Ángela Merkel quiere más poder para Berlín

El objetivo es cambiar el reparto de competencias de forma muy distinta a España. La idea es restringir la influencia de los Länder Reparto

Publicado por
Úrsula Moreno - corresponsal | berlín
León

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«Alemania no es sólo la suma de 16 estados federados, sino una nación cultural europea», dijo Ángela Merkel en su primer discurso como canciller federal en el Bundestag (Parlamento) hace un mes. La semana pasada presentaba su programa de gobierno en el Bundesrat (Cámara de representación regional), donde apelaba a los länder o estados federados a respaldar la reforma del federalismo que su Ejecutivo se propone sacar adelante antes de la pausa estival del próximo año. Su objetivo es reformar el reparto de competencias de forma bien distinta a España o Italia. Porque la idea en Alemania es restringir el porcentaje de proyectos de leyes que requieren de la aprobación del Bundesrat (léase también Cámara alta) del actual 60 por ciento a entre el 35 y el 40 por ciento. En otras palabras, la gran coalición quiere centralizar el poder en Berlín y en contraprestación traspasar algunas competencias adicionales en materia de educación, medio ambiente y remuneración del cuerpo de funcionarios, por ejemplo, a las regiones. El objetivo declarado de esta reforma es esclarecer el reparto de competencias entre Gobierno central y las administraciones regionales, y por ende agilizar la toma de decisiones. Al contrario que su antecesor en el cargo, Gerhard Schröder, el Gabinete de la cristianodemócrata Ángela Merkel tiene grandes posibilidades de sacar adelante la reforma del federalismo. La mayoría de los länder están en manos de correligionarios políticos de su partido, la Unión Democristiana (UDC), que ya han alcanzado un principio de acuerdo. Evitar los bloqueos Hace tiempo que los mismos estados federados reconocen que falta transparencia en el reparto de competencias y que los gobiernos central y regionales se ponen piedras innecesarias en el camino. La Cámara de representación regional o Bundesrat se ha ganado mala fama como eterna bloqueadora de proyectos de ley, ya fuera con Helmut Kohl, o durante los siete años del Ejecutivo rojiverde. Precisamente la imposibilidad de llevar adelante muchas leyes, que eran vetadas en el Bundesrat, fue una de las razones que esgrimió el ex canciller Schröder para adelantar los comicios generales en un año. La idea ahora es reformar el modelo federal, restringiendo la influencia de los estados en la gestión central. Con el objetivo de que ambas cámaras se entorpezcan mutuamente lo menos posible. Para ello se hará necesario reformar la Ley Fundamental, que por ejemplo prevé que los länder «participen en la aprobación de leyes que competan a la Unión Europea». El Gobierno central, sin embargo, prefiere hablar con una sola voz en Bruselas, para que «Alemania sea más decidida, transparente y fácil de gobernar», explicaba Merkel la semana pasada. Pero para reformar el Grundgesetz o Ley Fundamental hace falta el consentimiento de la Cámara Alta. Pese a las reticencias mostradas por algunos gobernadores regionales, todo apunta a que el primer proyecto de ley, que redistribuirá el trueque de poderes y competencias, saldrá adelante el año próximo. Otro gallo cantará cuando tengan que pactar las partidas presupuestarias entre los dieciséis länder y las mismas regiones y Berlín.

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