La llegada de otra crisis

Ucrania ha establecido una célula de crisis para hacer frente a la decisión del consorcio estatal ruso Gazprom de cerrarle desde este domingo el grifo que la abastece de gas por haber rechazado una fuerte subida de los precios fijada por Moscú. El Ministerio de Situaciones de Emergencia ucraniano ha anunciado la creación de una célula de crisis interministerial poco después de conocerse que Gazprom cortaba el suministro de gas. Y ha empezado a advertir a tres centrales térmicas situadas en las regiones orientales de Donetsk y Jarkiv de posibles recortes en el abastecimiento de energía. «Deben estar preparadas para sustituir el gas por carbón y utilizar muy poco gas para mejorar la combustión», explicó un responsable del Ministerio, que afirmó que de esta manera se reduce «drásticamente el consumo». La compañía pública ucraniana Naftogaz ha confirmado que comienzan a sentirse los primeros efectos de esta medida, pero niega que haya incidentes o penuria energética. De todos modos, mantiene en pie su amenaza de impedir el paso del gas ruso que transita por su territorio con destino a Europa. El primer ministro ucraniano, Yuri Ejanurov, ha tratado de tranquilizar a la población diciéndole que no sentirá las repercusiones y podrá seguir calentando sus casas. Pero esta misma semana reconocía estar preparado para un «cataclismo». Ucrania depende energéticamente de Rusia, de donde importaba unos 25.000 millones de metros cúbicos de gas anuales.