LAS CONSECUENCIAS
España se libra pero Alemania se plantea volver a la energía atómica
Las restricciones en el suministro de gas impuestas por Rusia a Ucrania han puesto a Europa a temblar. En España, sin embargo, la situación de momento no parece tan preocupante. «España no recibe gas de Rusia, ya que este país se encuentra muy lejos y el traslado es muy caro, de modo que no prevemos problemas de suministro por esta crisis», explicó el secretario de Asociación Española del Gas (Sedigás), Joan Pons. El grueso del suministro de gas de España depende de países como Libia y Argelia y el 60% del carburante que consume el mercado español es gas natural licuado (GNL), un tipo de combustible que no exporta Rusia. Pero al resto de Europa, la amenaza le toca de cerca.Rusia juega un papel fundamental en el mercado gasístico internacional. Las mayores reservas mundiales, un 38% del total, se encuentran en territorios de la antigua Unión Soviética, y Rusia es el segundo país productor -tras Estados Unidos- y el primer exportador. La guerra del gas ruso ha provocado ya en Alemania daños colaterales, desde el replanteamiento del calendario para la desaparición de la energía nuclear como las crecientes presiones sobre el ex canciller Gerhard Schroeder, designado presidente del consejo de vigilancia del gasoducto ruso-germano de Gazprom. El gobierno de Ángela Merkel apremió hoy a Moscú y Kiev a un acuerdo «lo antes posible» en un contencioso que, por el momento, no ha afectado aún al suministro de Alemania, pero que ha avivado la controversia en torno al futuro de la producció de energía. Tanto, que el país se plantea suspender el calendario previsto para el abandono de la energía atómica para paliar eventuales crisis futuras de suministro de gas ruso.