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EN ISRAEL EN PALESTINA

Peres y Olmert se comprometen a seguir con el proceso de pazLos palestinos rezan por la muerte del «carnicero» a los piesdel muro

Publicado por
León

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La enfermedad de Ariel Sharón ha abierto la guerra de sucesión al frente de Kadima en la que Ehud Olmert, primer ministro en funciones, tiene todas las de ganar después de que el sábado recibiera el espaldarazo de Shimon Peres. Es muy significativo que Ol-mert decidiera mantener ayer con Peres su primera reunión privada desde que el miércoles Ariel Sharón sufrió el infarto cerebral, y que a su término Peres expresara su apoyo a Olmert. Después de la reunión, Peres declaró que la política de Kadima debe ajustarse al pensamiento de Sharón y tener dos guías maestras, «la lucha sin fisuras contra el terrorismo y el esfuerzo continuado en la dirección del proceso de paz». Peres es consciente de que su persona causa un fuerte rechazo en un amplio sector de la población, incluso dentro de Kadima, y por lo tanto no debe significarse a menudo, ya que un abuso de presencia en los medios de comunicación podría provocar un efecto no deseado. Durante la reunión, Olmert quiso asegurarse de que Peres va a permanecer en Kadima y que no piensa volver al partido laborista. La petición de Olmert era natural puesto que en noviembre Peres manifestó que dejaba a los laboristas para seguir trabajando con Sharón y ni siquiera confirmó si se iba a afiliar a Kadima. Mientras que los líderes palestinos expresaron públicamente su preocupación por la salud del primer ministro israelí, sus compatriotas contemplan la batalla de Ariel Sharón contra la muerte de forma totalmente diferente. Samir Zarur sabe que la even-tual muerte de Sharón no echa-rá abajo el muro que le robó el trabajo y la libertad, pero como la mayoría de los palestinos de Abu Dis (Cisjordania), este taxista desempleado cree que habrá más esperanza para su pueblo si el primer ministro israelí desaparece. Nadie parece rezar por Sharón en esta ciudad palestina de las afueras de Jerusalén, literalmente partida en dos por la inmensa pared de hormigón que el jefe de Gobierno mandó construir en el 2002 para proteger el territorio israelí. «Al contrario, hemos pedido muchas veces a Dios que se lleve a ese carnicero. No lo podemos negar», explica Zarur. Ayer, la policía y el Ejército israelí impidieron a cientos de palestinos de Abu Dis y de la vecina ciudad de Al Ezariya que acudieran a la mezquita Al Aqsa de Jerusalén a rezar en el día santo musulmán. «Con o sin salvoconducto no nos han dejado pasar. Y ahora que la oración ha terminado se van. Esa es nuestra vida y el culpable de todo esto se llama Sharón», afirma Naim Mohammed, que regresa a su casa en compañía de su familia sin cumplir su propósito de cruzar el muro.

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