Diario de León

Pediatra, agnóstica, madre separada y víctima de Pinochet

La carrera política de esta doctora de 54 años, hija de un militar constitucional y arqueóloga, y que estuvo exiliada en Australia y en la República Democrática Alemana, ha sido meteórica

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R. Mur
León

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A sus 54 años, Michelle Bachelet (Santiago, 1951) ha roto todos los esquemas y se ha convertido en la primera mujer presidenta de un país machista como Chile. Agnóstica, separada, socialista y exiliada, Bachelet reúne todos los ingredientes para ser odiada por los sectores que todavía hoy apoyan lo que representó el régimen militar del dictador Augusto Pinochet (1973-1990). Paradójicamente, la mandataria electa debe su triunfo sobre todo a su paso por el ministerio de Defensa (2002-2004) dentro del gabinete del presidente Ricardo Lagos, su principal mentor. Recién asumido el cargo, en el 2002, quedó en la retina de los chilenos su imagen femenina subida a un carro de combate mientras dirigía las tareas de rescate de unas inundaciones por las calles de Santiago. A partir de esa fecha, su nombre comenzó a aparecer en las encuestas de políticos más valorados y, según ella misma reconoce, fue en ese momento cuando se planteó postular a la presidencia. Antes, Lagos ya la había incorporado a su gobierno cuando asumió el mando en el año 2000, nombrándola ministra de Salud (2000-2002). Estudios militares Con un postgrado estadounidense en estudios militares, médico cirujana y pediatra, tras el golpe de 1973, mientras estudiaba en la universidad, la candidata participó en tareas de apoyo a los perseguidos por la dictadura. Por ello fue detenida en 1975 junto a su madre, y ambas torturadas en la temible Villa Grimaldi. Su padre, general de aviación opositor a Pinochet, había muerto de un infarto en 1974 después de ser también torturado. Liberada, Bachelet partió al exilio junto a su madre, primero en Australia y después en la República Democrática Alemana, regresando a Chile en 1979. Bachelet tiene talante propio y se ha convertido en un fenómeno mediático. Representa la aparente regeneración de la Concertación, la coalición de centroizquierda que gobierna Chile desde 1990, cuando finalizó la dictadura. Sin embargo, un excesivo blindaje y distanciamiento de la prensa durante la campaña, hace que pocos conozcan su auténtica personalidad. Sus amigos alegan que es más izquierdista de lo que demuestra, mientras que sus detractores la acusan de no estar suficientemente preparada. En cualquier caso, su empatía con los votantes ha resultado evidente. Dejó el gobierno en el 2004 para iniciar su carrera presidencial, pero antes tuvo que enfrentarse con otra precandidata de la Concertación, la democratacristiana, Soledad Alvear, quien finalmente se retiro y le brindó su apoyo. Uno de los puntos más oscuros de su biografía es cuál fue su implicación en un grupo armado que luchaba contra la dictadura, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).

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