Diario de León

La presidenta anuncia que su equipo tendrá el mismo número de hombres que de mujeres

Bachelet recuerda que fue exiliada y promete gobernar Chile para todos

La mandataria recibió la visita de los representantes de las iglesias católica y evangélica

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Robert Mur - santiago de chile
León

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La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, ya era un símbolo antes de ganar las elecciones del domingo, como quedó patente esa misma noche cuando miles de personas celebraron su victoria en la céntrica Alameda de Santiago. A pocos metros del palacio de La Moneda, que Bachelet ocupará el próximo 11 de marzo, las fuentes más fiables estiman en 150.000 los partidarios de la ex ministra que allí se congregaron con banderas de colores, pancartas y fotos del nuevo icono político del país. Validando la última encuesta hecha pública el jueves, la socialista acababa de ganar los comicios con el 53,5% de los votos, frente al 46,5% que obtuvo el candidato de la Alianza, el empresario Sebastián Piñera. Siete puntos por encima, aunque el porcentaje de Bachelet es inferior al obtenido por los dos presidentes demócratacristianos -Patricio Aylwin (55,17%) y Eduardo Frei (57,89%)- que ha tenido la Concertación desde 1990. Sin embargo, Bachelet sí superó al actual presidente, Ricardo Lagos, quien en la segunda vuelta del año 2000 obtuvo el 51,31% de los sufragios. El paralelismo con Zapatero La victoria se había confirmado hacía rato, pero la futura mandataria se hizo esperar por su público. Hasta ese momento, algunos artistas locales habían amenizado la tardanza. Finalmente, el escenario se vació y tras los insistentes acordes del himno nacional apareció el símbolo viviente del nuevo Chile. La escenografía era simple, pero acorde con el cargo del que ya parecía estar investida: un elegante atril y una bandera gigante de Chile. Bachelet empezaba a actuar como presidenta, sin esperar al 11 de marzo. Su humano, emocionado y conciliador primer discurso así lo demostraba. A tenor de sus palabras, los paralelismos entre Bachelet y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, van a ser inevitables. «El 11 de marzo también marcará el comienzo de un nuevo estilo en la política nacional, un estilo de gobierno más dialogante y participativo», dijo Bachelet, quien continuó: «Yo fuí la candidata de los ciudadanos, ahora seré la presidenta de los ciudadanos». Además de recordar que tuvo que vivir en el exilio, prometió gobernar para todos. Sin citar ni a Pinochet ni la dictadura, la ex ministra de Defensa dedicó palabras a fomentar la reconciliación nacional, al tiempo que muchos de los asistentes coreaban al unísono: «¡Juicio a Pinochet!». Reconocida agnóstica, en un país donde la influencia religiosa es amplia, Bachelet recibió ayer la visita de los representantes de las iglesias católica y evangélica chilena. A la salida, el cardenal Fran-cisco Javier Errázuriz declaró que la nueva mandataria es un «símbolo del reencuentro de los chilenos». Bachelet no quiso avanzar ningún aspecto relativo a la composición de su futuro gobierno, aunque ratificó que tendrá el mismo número de hombres que de mujeres, una de sus promesas electorales, junto a cien medidas que tomará en los primeros meses de su gestión.

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