Diario de León

Un aviso a Irán y Siria

El recordatorio del poder atómico de París no es más que una declaración de independencia política. Francia quiere dejar claro que no necesita a Washington y que se vale de su propia fuerza

Publicado por
Miguel Murado
León

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En el 2001, Jacques Chirac redefinió la política nuclear francesa. Del uso de las armas atómicas como última baza en un conflicto mundial se pasó a la llamada «respuesta flexible», es decir, la posibilidad de utilizarlas de manera limitada en conflictos regionales. En ello, París seguía los pasos de Washington tras el fin de la Guerra Fría. Nunca hasta ayer, sin embargo, Chirac había enunciado tan claramente esa nueva política. El momento elegido no es, desde luego, inocente. Pocas horas después del plante francés frente a Irán, este recordatorio del poder atómico de París tenía que interpretarse inevitablemente como una maniobra de presión. Pero Chirac, que hablaba en una base naval que aloja dos submarinos nucleares, uno de nombre Inflexible y el otro Temerario, lo hacía en un tono de voz que se pudiese escuchar también en Washington. Después de todo, el programa nuclear francés nació no tanto de la amenaza de la URSS como de la desconfianza hacia los norteamericanos tras su falta de cooperación en Indochina y el incidente de Suez. Fue entonces cuando París decidió convertirse en un poder nuclear (y de paso entregar la tecnología a Israel, en uno de los primeros casos de lo que hoy en día se llama «proliferación nuclear»). Lo de ayer tiene un precedente en el 2003, el año de la guerra de Irak y el enfriamiento de las relaciones con Estados Unidos, cuando en la prensa se habló de endurecimiento de la doctrina nuclear francesa y el ministro de Defensa llegó a mencionar a Corea del Norte e Irán como potenciales enemigos nucleares (para incomodar a los americanos, incluyó también a Pakistán en la lista). Más que una amenaza, era una declaración de independencia política: Francia podía arreglárselas sin Washington. Hoy la situación es algo distinta, pero el mensaje el mismo: Si va a plantarle cara a Irán en la mesa de negociaciones, Francia quiere dejar claro que se vale de su propia fuerza. Finalmente, Chirac podría estar animando también a su propia bancada. La costosa autosuficiencia nuclear es hoy impopular en Francia hasta entre los militares y, aunque el presupuesto de Defensa no ha dejado de crecer bajo esta presidencia, el atómico se ha reducido, y se duda de que Francia pueda financiar sus programas. Jacques Chirac podría no estar advirtiendo únicamente a Teherán y Washington; quizás también pretendía asustar a París.

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