El análisis por comarcas revela que la derecha arrasó en Portugal

Campo Maior, una comarca fronteriza con Badajoz, es la única pintada de rosa en el mapa de las elecciones presidenciales portuguesas. Es el color que distingue las regiones donde quienes votaron a Mário Soares fueron mayoría. Con el azul de Manuel Alegre aparecen teñidas hasta seis comarcas, todas en el Bajo Alentejo y otras quince lucen el rojo que permitió al comunista Jerónimo de Sousa acabar cuarto en el cómputo general con un 8,59% de los votos. El resto, hasta completar los 306 concejos en los que se divide el país fueron para el Portugal Maior de Cavaco Silva. El arrollador resultado ya propiciaba ayer en el país vecino las primeras lecturas que apuntaban a un vuelco del electorado hacia la derecha. Sin embargo, una encuesta aparecida ayer reflejaba que el Partido Socialista mantendría la mayoría si se repitieran ahora las legislativas del año pasado, con un 41% del respaldo popular. Vetar leyes Pese a esta aparente confianza del electorado en el PS, la situación se le complica al jefe del Ejecutivo, ya que ahora deberá tener en cuenta a Cavaco a la hora de tomar decisiones. Aunque el poder del presidente luso es limitado, sí le alcanza para vetar leyes o regular el funcionamiento de las instituciones. Durante toda la campaña, los candidatos que rivalizaban con el nuevo jefe de Estado insistieron en que su intención si llegaba al cargo era la de minar progresivamente al primer ministro para culminar la estrategia de la derecha con un adelanto de las legislativas. Para salir al paso de cualquier suspicacia, el vencedor dejó claro que «el Gobierno y los demás órganos de soberanía» podrán esperar de él «un espíritu leal, de respeto, de cooperación y ayuda». En este sentido, los portugueses confían en comenzar un nuevo ciclo de estabilidad política y social gracias a la llegada de Cavaco Silva a la Jefatura de Estado.