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Un millón de cubanos protestan contra la «provocación» de Bush

Un momento de la movilización contra la Sección de Intereses de EE.UU.

Publicado por
Natasha Vázquez - corresponsal | la habana
León

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Según cálculos oficiales, más de un millón de cubanos participaron en la marcha convocada por Fidel Castro ante la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana. Cinco horas después de comenzada la manifestación, aún no se veía el final del río humano que desde horas muy tempranas recorría el Malecón. El detonante en esta ocasión han sido unos letreros lumínicos aparecidos en las ventanas de la sede diplomática norteamericana desde hace varios días, con referencias a la democracia y a la libertad de expresión, y que estuvieron visibles durante toda la marcha. Este acto fue sido calificado de «provocación» por parte del gobierno cubano, que ha denunciado además la intención de la administración Bush de liberar al terrorista Luis Posada Carriles, acusado de la voladura de un avión de pasajeros en 1976, en el que perdieron la vida 73 personas, entre otros crímenes. Castro encabezó la manifestación, en compañía del niño balsero Elián González. Después de un breve discurso, el mandatario cubano se quedó en el podio de la Tribuna Antiimperialista, que los cubanos han bautizado jocosamente como «protestódromo». El presidente cubano acusó además al gobierno de Bush de intentar romper los acuerdos migratorios vigentes, lo que, en caso de suceder, podría derivar en una crisis de grandes proporciones e incluso, en una intervención armada por parte de los EEUU. Lo cierto es que muchas personas acuden a estos actos, pasando por encima incluso de divergencias en otros temas, cuando se trata de la soberanía del país. «Los problemas de Cuba debemos resolverlos los cubanos. Los norteamericanos no tienen derecho a decirnos cómo hacer las cosas», asegura el albañil José Luis Ramírez, participante en la marcha. «Hay muchas cosas de Cuba que quisiera que cambiaran, pero desde adentro. Creo que los Estados Unidos no tienen moral para hablar de derechos humanos», afirma la estudiante Alina Álvarez. Muy cerca de allí, un inmenso panel con la leyenda «Fascistas made in USA» recuerda las torturas de los presos en las cárceles iraquíes.