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Obligada a compartir

Más que un avance del islamismo o una derrota de Al Fatah, estos comicios palestinos son un toque de atención para poner punto y final a su monopolio en las instituciones

La tinta del dedo es la señal de que ha votado

Publicado por
Miguel Murado - redacción
León

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Elecciones, parlamento¿ Escuchando el lenguaje que se emplea al hablar de los comicios de ayer uno tiene que hacer un esfuerzo para recordar que, en realidad, los palestinos no han votado quién los va a gobernar, sino únicamente quién los dirigirá en su lucha política. El verdadero gobernante de los palestinos trata en estos momentos de recuperarse de un coma en un hospital: Es el primer ministro de Israel, de cuyas decisiones dependen todos los aspectos importantes de la vida cotidiana en Cisjordania e incluso en Gaza. Sólo teniendo en cuenta esto puede comprenderse el resultado de las elecciones de ayer, en las que lo que se apunta no es tanto un cambio de gobierno como un cambio de estrategia, y ni siquiera se trata tanto de un cambio como de un recambio. Una encuesta reciente situaba en el 3% el número de palestinos que desean vivir en un estado islamista. ¿Cómo se explica, pues, ese 34% que posiblemente termine por obtener Hamás una vez se hayan contado los votos? No porque los palestinos de repente hayan puesto sus ilusiones en Hamás sino porque han puesto sus desilusiones en Fatah. Y aún esto sólo en parte, puesto que el porcentaje (más del 40%) que le otorgaban ayer las encuestas a pie de urna no debería considerarse un mal resultado. Pero lo es para Al Fatah, porque señala el fin de su hegemonía. Se dice que a Al Fatah la han debilitado la corrupción y la ineficacia, aunque éstas eran mucho mayores en el período de Oslo, cuando había algo con lo que ser corrupto o ineficaz. No, lo que ha desgastado a Al Fatah es el tiempo, simplemente; un tiempo sin victorias demasiado largo del que los palestinos no esperaban sino a la desaparición de Arafat para pasar página. Al hacerlo, Hamás no es la alternativa lógica, es la única. Sus dirigentes, a ojos de los palestinos, no están contaminados por tratos con los israelíes (cuando un palestino habla de "corrupción", es más bien esto a lo que se refiere).

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