Primer tanto para Hamás

Quizás por suerte, en la política de Oriente Medio las grandes proclamas duran poco. Todavía ayer juraba el nuevo Parlamento dominado por Hamás y ya sus dirigentes están girando el timón. En una hábil campaña de declaraciones moderadas y diplomacia, Hamás ha conseguido de momento capear el aislamiento total con el que le amenazaba Israel. Ésta de Israel ha sido la otra gran proclama que ha durado poco. Rusia ha invitado a Moscú a Jaled Mishal, y al líder de Hamás ya se le recibe en Estambul. En una conferencia de prensa, la ministra de Exteriores israelí le riñe (en hebreo) a Javier So-lana, sólo por insinuar que la Unión Europea hablaría con Hamás si ésta cambiara su línea. Está claro: el frente unido contra Hamás que Israel exige ya ha fracasado. Si a ello sumamos que su primer ministro yace en coma profundo y que las elecciones están al caer, el panorama israelí no podía ser de mayor confusión. Los herederos de Sha-rón todavía lucen en las encuestas, pero Hamás ha barrido su programa de retiradas unilaterales limitadas, que ahora no harían sino reforzar su autoridad. La de Hamás. No es que esta confusión en Israel signifique claridad en Palestina tampoco. Los nuevos representantes palestinos que juraron ayer en Ramala son representativos en más de un sentido: varios tuvieron que hacerlo por videoconferencia, porque los israelíes les impidieron viajar desde Gaza, y este es un problema que pronto tendrá el probable primer ministro, Ismail Haniya. Otros catorce ni siquiera pudieron estar: se encuentran en cárceles israelíes, quizá algunos de ellos ni sepan que son diputados. El que este organismo fraccionado por las fronteras vaya a presidirlo un experto en mapas, el geógrafo Abdelaziz Duwaik, quizá tenga también algo de significativo. La sesión sirvió además para escenificar otro conflicto, uno inminente con el presidente Abu Mazen, quien hace unos días, en una sesión medio fraudulenta pero más crucial que la de ayer, hizo que el Parlamento saliente le otorgase poderes casi omnímodos. Qué ironía, los mismos que él le criticó en su momento a Yaser Arafat. Abas, a quien todos despreciaban, se ha convertido de repente en el mediador indis-pensable tanto para los miembros del grupo radical ahora presente en la Cámara como para Israel y lo sabe. De repente, la música se ha parado y todos se han sentado en la silla de otro.