Hamás recurre al dinero árabe para paliar las sanciones de Israel y EE.?UU.

Hamás espera con ansiedad que el mundo árabe reaccione en bloque y contrarreste las sanciones económicas que Israel y Estados Unidos han impuesto a los palestinos y que amenazan con estrangular a la ANP antes incluso de que los fundamentalistas hayan formado el nuevo gobierno. Hamás ha depositado sus esperanzas en la reunión que la Liga Árabe ha convocado para esta semana en Argelia mientras que en Oriente Próximo crece la idea de que es necesario ayudar a los palestinos a superar la grave crisis que se avecina. Sin embargo, los fundamentalistas son conscientes de que las reuniones de la Liga Árabe no siempre son fructíferas y por lo tanto conviene estar preparados para todas las eventualidades. Si fracasa la cumbre de Argel, Irán podría ser una alternativa. El ministro de Economía palestino, Mazen Sonokrot, denunció la posición de la comunidad occidental que exigió a los palestinos celebrar unas elecciones democráticas y ahora no acepta los resultados. En su opinión, la comunidad internacional está avalando el castigo colectivo contra toda la población de Cisjordania y Gaza. Mientras, el gran ayatolá Alí Jamenei, que ayer recibió en Teherán al máximo líder de Hamás en el exilio, Jaled Mashal, hizo un llamamiento al mundo árabe e islámico para que contribuyan generosamente a la causa palestina, tanto a nivel de gobiernos como a nivel de los musulmanes en particular. Para comer Las sanciones económicas que Israel y Occidente han decidido aplicar contra la ANP repercutirán pronto en una mayor inestabilidad en la región y en el sufrimiento de la población civil de Cisjordania y Gaza. Los palestinos reciben anualmente alrededor de 1.000 millones dólares en ayuda extranjera, de los que la mayor parte van a parar al gobierno de la ANP y el resto se canaliza a través de un sinfín de organizaciones humanitarias no gubernamentales y de la agencia de la ONU para los refugiados, Unrwa. La mayor parte de esta ayuda d va a parar directamente a las familias que viven en los campos de refugiados en forma de alimentos y permite que subsistan decenas de millares de personas que de otra manera no tendrían qué comer. El elevado índice de desempleo y las consecuencias de una brutal ocupación que ni siquiera permite a los palestinos comprar los productos básicos en Jordania o Egipto a precios más asequibles que los que les impone Israel, hacen que el nivel de vida real no esté al alcance de la mayoría de la población. Harina, aceite, patatas y azúcar son los alimentos que más reparte la Unrawa a los afortunados que obtienen la cartilla de racionamiento, aunque hay muchas familias que no tienen acceso a estas ayudas debido a que no hay dinero para todos.