Cerrar

| Análisis | Un atentado simbólico |

Un golpe a la «cúpula de San Pedro» de los chiíes

Quien haya atentado contra la mezquita de Al Askari ha logrado asestar un golpe simultáneo a la identidad histórica chií y a la participación de los suníes en la formación del nuevo gobierno

Publicado por
Miguel Murado
León

Creado:

Actualizado:

Nunca una lluvia de joyas fue recibida con tanta aprensión. No es de extrañar. Las 72.000 piezas de oro que ornaban la cúpula del santuario chií de Al Askari, y que el miércoles una bomba hizo saltar en pedazos regando la ciudad de Samarra, no han hecho rico a nadie y han venido a traer más muerte a Irak. Los chiíes lo consideran lo peor que les ha sucedido en la posguerra, que para ellos ha sido un reguero de cadáveres. Pero en la explosión de la mezquita de Al Askari no ha muerto nadie; se trata de la profunda significación simbólica de ese lugar para una secta particularmente aferrada a la memoria (ser chií es, ante todo, recordar y conmemorar). Al Askari es el santuario del «imán oculto» y su voladura, el equivalente emocional, multiplicado, de la destrucción de la cúpula de San Pedro o el Muro de las Lamentaciones. ¿Quién ha sido? Nadie se ha responsabilizado, y posiblemente nadie lo hará. Aunque se trate de un santuario rival, incluso para un suní dinamitarlo es un sacrilegio. De hecho, y esto dará una idea de lo complicado que es a veces trazar una distinción clara entre la Chía y la Suna en Irak, los custodios de Al Askari son tradicionalmente los descendientes del imán Naqi (los llamados naqvis) que son suníes, como lo es la inmensa mayoría de la población de Samarra. Baazista No es imposible que detrás de esto estén los yihadistas de Al Zarqaui (si es que sigue vivo), pero es bastante más probable que se trate de la rama baazista de la resistencia. Tanto el modus operandi como los uniformes falsos y el manejo del material explosivo hacen pensar en ex militares sadamistas interesados en crear caos. Aunque para eso en Irak todos los momentos sean buenos, éste parece inmejorable, en plenas negociaciones para la formación del gobierno y en el punto crítico del juicio al depuesto jefe del Estado iraquí. Y también está el lugar. Objetivo perfecto Es el objetivo perfecto para un nacionalista laico iraquí que quiera crear confusión para los norteamericanos, provocar a los chiíes y forzar a los suníes a alinearse con él. Más concretamente aún, es un guante arrojado a la cara de Moqtada al Sadr, el comandante chií. Baste decir que su ejército guerrillero lleva el nombre de «Ejército del Al Mahdi» y no pocos de sus seguidores insinúan que él mismo podría ser Al Mahdi, el «imán oculto» retornado.

Cargando contenidos...