Chávez moviliza el mayor ejército de reservistas de América

La revolución bolivariana de Hugo Chávez avanza a toque de corneta. Cerca de dos millones de reservistas voluntarios comenzarán la próxima semana sus entrenamientos para prepararse para esa «guerra asimétrica» con la que el chavismo pretende hacer frente a esa eventual e inminente agresión exterior -de los norteamericanos, por supuesto- de la que el líder bolivariano no para de hablar. La movilización de reservistas, cuya campaña de reclutamiento comenzó el pasado mes de noviembre, multiplicará por cuatro los efectivos actuales y duplicará los de la primera potencia militar mundial que, en este caso, es el enemigo. Esta demostración de fuerza, al menos teóricamente, supondrá que uno de cada cinco ciudadanos venezolanos recibirá instrucción militar. El país cuenta en la actualidad con una población de 26 millones de habitantes y unas tropas regulares que no llegan a los 100.000 soldados. Los reservistas que hayan hecho la mili y que acrediten condiciones físicas y mentales adecuadas para retomar la vida militar serán destinados a complementar los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire y la Guardia Nacional. Los demás se integrarán en la Guardia Territorial, un nuevo órgano de apoyo a las fuerzas armadas a través del cual los ciudadanos podrán colaborar en tareas de retaguardia en caso de una contienda bélica. Se trata, en definitiva, de un sistema de defensa, de un ejército popular integrado por militares y población civil que tiene como misión «garantizar la seguridad de la nación y la protección de las reservas naturales», explicaba hace unos días Juan Mendoza, vicepresidente de la Comisión de Defensa de la Asamblea Nacional. La creación de estos cuerpos, que estarán a las órdenes directas del presidente, son fruto de la reforma de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional impulsada por Chávez y aprobada en septiembre del año pasado. Esta ley de Chávez prevé que el jefe del Estado asume el grado militar de comandante en jefe, por lo que todas las acciones militares pasan a depender del presidente de la República. De esta manera, Hugo Chávez Frías regresa por la puerta grande al Ejército venezolano, del que fue expulsado después del fallido golpe de Estado de febrero de 1992, cuando el ahora presidente de Venezuela ostentaba el grado de teniente coronel.