La mayoría de los arrestos se produjeron durante una protesta contra la presidenta
Más de cien detenidos bajo el estado de emergencia en Filipinas Macapagal vive una situación similar a la que la llevó al poder
La policía se hizo con el control de un periódico opositor y registró las oficinas
Más de cien personas han sido detenidas en virtud del estado de emergencia que declaró el viernes la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, en respuesta a una supuesta intentona golpista, mientras crece el temor a una represión de la libertad de prensa. La mayor parte de las detenciones se llevaron a cabo el mismo viernes durante una manifestación para pedir la renuncia de Arroyo. La policía centró sus pesquisas y arrestos en personalidades de izquierda, entre ellos el diputado Crispín Beltrán y su esposa, mientras que otros congresistas del partido Bayan Muna (Pueblo Primero) lograron escapar y esconderse, al igual que varios militantes y periodistas. La policía también informó de la detención de dos generales retirados, Rex Piad y Ramón Montaño, críticos con el Gobierno. El director de la Policía Nacional, Arturo Lomibao, justificó los arrestos de opositores adiciendo que «los militares efectivamente han aplastado la conspiración, pero algunos de sus responsables todavía están libres» y aludió «al intento de algunos militares aventureros de unir sus fuerzas con terroristas comunistas y otras personalidades con el objetivo de tomar el poder», manifestó. Lista de sospechosos Lomibao reconoció que existe una lista de personas que serán detenidas para ser interrogadas. Fuentes cercanas a la policía dijeron que incluyen a opositores, como el alcalde de Makati (distrito financiero de Manila), Jejomar Binay, y el ex militar y ex senador Gregorio Gringo Honasan, entre otros. La toma de control por la poli-cía del diario manileño opositor The Daily Tribune y otra visita de agentes al tabloide Abante ha creado inquietud. «Vemos la intervención en el Tribune, un diario de oposición, con alarma. Parece ser la señal de una represión contra los medios de prensa», dijo Marites Danguilan Vitug, redactora jefa del semanario filipino Newsbreak. En su opinión, el país corre el riesgo de perder la libertad de prensa que ganó hace 20 años cuando fue expulsado del poder el dictador Ferdinand Marcos y restaurada la democracia. «Recordamos a las autoridades que una prensa libre es la piedra angular de la democracia», añadió la periodista. La decisión de Macapagal Arroyo de declarar el estado de emergencia sin explicar en detalle el supuesto intento de golpe ha sido criticada incluso por antiguos aliados suyos como el ex presidente Fidel Ramos, que la salvó hace unos meses al apoyarla cuando arreciaba la presión para que dimitiera acusada de fraude electoral. Ramos no ocultó ayer que se está debilitando su apoyo a Arroyo. Este sábado, las calles de Manila estaban tranquilas, sumidas en un estado de emergencia muy criticado por la oposición, los defensores de los derechos humanos y la Iglesia, muy influyente en un país de 84 millones de habitantes mayoritariamente católicos. «La situación está bajo control y esperamos solucionar esto rápidamente», afirmó en un comunicado el portavoz de la presidencia. La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, quien llegó al poder en el 2001 como resultado del movimiento popular que derrocó al mandatario Joseph Estrada, se ve ahora en una situación similar, en la que se mezclan un supuesto intento de golpe de Estado con el creciente descontento popular. Macapagal, era vicepresidenta de Filipinas con Joseph Estrada, pero a partir del 20 de enero del 2001 asumió la Jefatura del Estado tras la revuelta popular que condujo a la destitución del mandatario, en medio de continuas acusaciones de fraude y corrupción, las cuales le acabarían suponiendo una condena de prisión. La actual presidenta filipina, de 56 años de edad, legitimó su cargo en las urnas tras su victoria en los comicios del 10 de mayo del 2004, no exentos tampoco de numerosas denuncias de fraude y compra de votos. Macapagal comenzó su carrera política de la mano de la presidenta Corazón Aquino, quien en 1988 la nombró viceministra de Comercio e Industria. Aumió también la cartera de Bienestar y Asuntos Sociales que le ofreció Estrada, del que se distanció el 12 de octubre del 2000, cuando dimitió como ministra para sumarse a la campaña por la dimisión del jefe del Estado, aunque se mantuvo como vicepresidenta del país. El 19 de enero del 2001, la práctica totalidad de los miembros del gobierno de Estrada y los jefes de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se sumaron a las protestas ciudadanas y al día siguiente el presidente era sustituido por Macapagal. Uno de los principales objetivos de Gloria Macapagal fue conseguir, sin éxito, un acuerdo de paz con las principales guerrillas del país, en especial con el movimiento secesionista islámico Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN), muy activo en la isla de Mindanao.