¿Y ahora qué?
1 No hay fecha fija para la reunión del Consejo de Seguridad. El subsecretario del Departamento de Estado, Nicholas Burms, insinuó que la reunión para tratar el tema iraní podría tener lugar el lunes o el martes, pero no hay confirmación oficial sobre la fecha. 2 Llevar la crisis ante la ONU es sólo un acuerdo de mínimos. Después de meses de negociación, la crisis ha llegado al órgano ejecutivo de las Naciones Unidas. Pero eso es todo en lo que se han podido poner de acuerdo EE.UU., Rusia, la UE y China. Moscú no quería ir más allá y a Pekín le hubiera gustado quedarse aún más atrás. Las potencias esperan sin embargo que ese escenario eleve la presión sobre Teherán y que los ayatolás reculen de alguna manera en sus pretensiones de seguir con el programa nuclear. 3 Que el caso llegue a la ONU no quiere decir que vaya a haber a sanciones. El deseo de Estados Unidos es que el Consejo apruebe una resolución punitiva que incluya sanciones para Teherán, pero ni Rusia ni China están por la labor. Ambas cuentan con importantísimos acuerdos comerciales y energéticos de los que ni pueden ni quieren prescindir. Hasta la Unión Europea se muestra reticente. 4 Irán usará el petróleo como arma de presión. Con los precios del crudo por las nubes, Irán sabe que puede jugar la baza de cortar el grifo, algo a lo que China, que tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad, es muy sensible.