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| A debate | El desgaste de Washington y Londres a tres años de la invasión de Irak |

Bush, de gestor eficaz a incompetente

En sólo cinco años, ha pasado de ser un presidente CEO -siglas para referirse a los altos directivos empresariales- a ser un «lame duck» (pato cojo) aislado y

George W. Bush y Tony Blair durante un encuentro en la Casa Blanca

Publicado por
Óscar Santamaría - corresponsal | nueva york
León

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Incompetente. Este es el adjetivo más repetido por los estadounidenses cuando se les pregunta por George W. Bush. El segundo, según una reciente encuesta del Pew Center de Washington, es arrogante. Curiosamente, los mismos con los que se identificaba al presidente texano cuando llegó a la Casa Blanca en enero de 2001, meses antes del 11-S. Pero llegó la trágica fecha y todo cambió. Sus niveles de popularidad -en aquellas fechas en un escaso 50 por ciento - se dispararon hasta un 80 por ciento y la imagen que él mismo había vendido como un presidente «CEO», las siglas para referirse a los altos directivos empresariales, calaba entre la ciudadanía. Los republicanos se presentaban a sí mismos como gestores eficaces, que no dejan nada al azar, avalados por su experiencia para dirijir los negocios. El país como una gran multinacional. El adjetivo más repetido entonces para referirse al presidente era «honesto». Ahora, cinco años después, sólo un raquítico 36 por ciento de los ciudadanos respalda su gestión al frente del gobierno. ¿La razón principal? La guerra en Irak, que ha desgastado al presidente hasta dejarle prácticamente aislado, con su círculo cercano de colaboradores que le auparon hasta el Despacho Oval tocado y su grupo en el Capitolio cada vez más rebelde, distanciándose del que fuera un líder fuerte y respetado, ahora convertido de forma anticipada en un «lame duck» (pato cojo), que en la jerga política de Washington define a los presidentes que ya no pueden ser reelegidos. Su imagen de CEO eficiente se ha difuminado por completo. También le han abandonado en los últimos meses, a medida que aumenta la cifra de muertos en Irak y muchos vislumbran la inminencia de una guerra civil en el país árabe, el club de académicos y pensadores que en la resaca del 11-S ofrecieron la munición intelectual necesaria para apoyar la guerra en Irak. Entre ellos, el profesor Francis Fukuyama (autor del Fin de la Historia), quien acaba de sacar a la venta un nuevo libro titulado «America at the crossroads» que es una crítica feroz y detallada de la aventura bélica de Bush. Junto a él, otros teóricos neoconservadores que armaron la doctrina conocida como «El proyecto para una nuevo siglo estadunidense» (PNAC, por sus siglas en inglés) también le han vuelto la espalda y le acusan de no haber sabido articular una estrategia exitosa en Irak. Todo esto le está pasando factura en casa, donde cada vez encuentra más dificultades para llegar a la gente y vender las prioridades de su agenda doméstica, como la reforma de la seguridad social o de la ley de inmigración. Una crisis que ha desatado los rumores -negados este fin de semana por el vicepresidente Dick Cheney- sobre la posibilidad de que Bush vaya a cambiar a algunos miembros de su gobierno como un revulsivo para revertir esta tendencia.

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