| Crónica | Agresiones en la capital francesa |
Polémica en torno al sindicalista que está en coma
El sindicalista gravemente herido en la manifestación del sábado en París continúa en estado de coma mientras circulan versiones contradictorias sobre lo ocurrido. Cyril Ferez, militante de la central Sud-PTT, sufre un traumatismo craneal severo. Y las imágenes rescatadas por las televisiones lo muestran en el suelo rodeado por los antidisturbios que cargan contra los manifestantes. La «policía de la policía» ha abierto una investigación. Ayer declararon más de 20 agentes de los que reprimieron los disturbios en la plaza de la Nación. Los sindicatos policiales aseguran que se respetaron estrictamente las reglas, pero varios testigos, entre ellos un fotógrafo belga, dicen haber presenciado cómo lo pateaban mientras estaba tendido en el suelo. La cadena LCI lo filmó minutos antes. Aparece sentado en el suelo entre los agentes, ya con señales de golpes en el rostro. Poco antes, los bomberos habían intentado evacuarlo para atenderlo de una herida abierta, pero los rechazó de forma agresiva y volvió por su propio pie al lugar más caliente de los enfrentamientos. El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, prometió ayer facilitaR toda la información a una delegación de Sud-PTT, aunque descartó de entrada la negligencia policial. Sarkozy se apoya en el análisis de sangre que reveló una tasa de alcohol del 2,79% en el sindicalista ya avanzada la noche. Los compañeros de la formación consideran que «intentan ensuciarlo» y que para la policía sería «él mismo el responsable de lo que le pasó en vista de su estado de ebriedad». Se preguntan por qué lo patearon si no se metía con nadie y sobre todo por qué no llamaron a los servicios sanitarios cuando la gravedad de su estado era ya evidente. Las imágenes lo muestran tendido en el suelo mientras los antidisturbios se mueven a su alrededor sin hacer nada para auxiliarlo. Al final, lo socorrieron los bomberos alertados por algunos testigos. Cyril Ferez llegó consciente al hospital. Varias personas hablaron con él antes de que ya en madrugada del domingo se sumiera en un coma profundo y fuera trasladado a otro centro sanitario. Ayer su estado continuaba siendo muy grave. Su caso ha servido para que políticos y sindicalistas llamaran ayer a la sensatez para evitar males mayores. En la mente de todos está el recuerdo de Malik Oussekine. En 1986, el entonces primer ministro Jacques Chirac tuvo que renunciar a su reforma universitaria tras la muerte de este estudiante a manos de las fuerzas del orden.