Diario de León

| Crónica | La evolución del terrorismo |

De la Inquisición a Al Qaida

El terrorismo, del que ya se tenía noticia en la antigua Grecia, ha evolucionado en tácticas y armamento al servicio de ejércitos, comunidades religiosas o gobiernos

Publicado por
Ángela Rodicio - servicio especial
León

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Esta semana, dominada por el anuncio de alto el fuego permanente de ETA, el terror de la banda ha solapado el de nuestros terrores, ya cotidianos. El terror en Iraq, las amenazas de nuevos actos de terror por parte de la célula terrorista Al Qaida. Nada más conocerse la tregua, en el diario británico The Guardian , se analizaba que el terror de ETA ya no tenía «sentido» después del 11-M. Otros comentaristas lo recogían después. Un terror había «ganado» a otro. Pero lo cierto es que hay muchos modos de ejercer el terror. Según el diccionario de la Real Academia, terror se define como miedo, espanto, pavor de un mal que amenaza o de un peligro que se teme. Según la Enciclopedia Británica, terrorismo es el uso sistemático del terror o de la violencia arbitraria contra gobiernos, pueblos o individuos con el fin de obtener un objetivo político. El terrorismo se ha practicado a lo largo de la historia, en todo el mundo. El historiador griego Jenofonte (430-349 a. C.) escribió sobre la efectividad de la guerra psicológica contra poblaciones enemigas. Emperadores como Tiberio, que gobernó del año 14 al 37, o Calígula, del 37 al 41, decretaron prohibiciones, expropiaciones y ejecuciones como instrumentos para aniquilar a la oposición. La Inquisición española usó indiscriminadamente detenciones, torturas, ejecuciones, para eliminar lo que consideraban herejías. El Reinado del Terror El uso del terror fue defendido por Robespierre como un medio para reforzar las «virtudes» revolucionarias, que concluiría con el denominado Reinado del Terror en 1793. El número total de víctimas durante dicho reinado llegó a 40.000. Entre los condenados por los tribunales revolucionarios, aproximadamente el 70% eran trabajadores o campesinos acusados de eludir el reclutamiento, de deserción, acaparamiento, rebelión u otros delitos. Después de la guerra de Secesión norteamericana, que se desarrolló de 1861 a 1865, sudistas desafiantes crearon una sociedad secreta, el Ku Klux Klan, para intimidar a los partidarios de la Reconstrucción. En la segunda mitad del siglo XIX, el terrorismo fue adoptado y adaptado por los grupos anarquistas de Europa Occidental, Rusia y Estados Unidos. Creían que la mejor manera de provocar el cambio social revolucionario era asesinar a personajes que ejercieran el poder. Desde 1865 a 1905 un buen número de reyes, presidentes, primeros ministros o funcionarios fueron asesinados por las armas o las bombas de los anarquistas. Grandes cambios El siglo XX fue testigo de grandes cambios en el uso del terrorismo. Este se convirtió en la marca de fábrica de un gran número de movimientos políticos, desde la extrema derecha, a la extrema izquierda. Avances tecnológicos como armas automáticas, explosivos compactos detonados por control remoto, han dado a los terroristas mayor movilidad y gran capacidad letal. El terrorismo ha sido incluso adaptado a la doctrina de política estatal, aunque no declarado, en casos como el de la Alemania nazi o el de la URSS. Arrestos, encarcelamientos, torturas, ejecuciones, fueron puestos en práctica sin ninguna asistencia legal, o rémoras para crear una atmósfera de terror y para obligar a la obediencia colectiva de una ideología nacional; para conseguir objetivos económicos, políticos y sociales en un Estado totalitario. El terrorismo ha sido ampliamente identificado, sin embargo, con individuos o grupos que intentan desestabilizar o derrocar instituciones políticas. El terrorismo ha sido usado por una o ambas partes en los conflictos coloniales (Irlanda y el Reino Unido, Vietnam y Francia y Estados Unidos); en disputas entre diversos grupos nacionales por la posesión de una tierra (palestinos e israelíes); en conflictos entre diferentes comunidades religiosas (Malasia, Indonesia, Filipinas, Irán). El impacto del terrorismo ha sido magnificado por los modernos medios de comunicación. Cualquier acto de terror es susceptible de llamar la atención de las televisiones que llevan el acontecimiento a millones de hogares y hace que las demandas de los terroristas se vuelvan de dominio público. El terrorismo moderno difiere del pasado, también, en que sus víctimas son frecuentemente civiles inocentes implicados por azar en esos ataques (como en los fatídicos atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York). La Baader-Meinhoff de Alemania Occidental, el Ejército Rojo japonés, las Brigadas Rojas italianas, Las FALN de Puerto Rico, al Fatah y otros grupos palestinos, Sendero Luminoso de Perú, Acción Directa francesa, el IRA irlandés, ETA de España, se hallan entre los grupos terroristas más famosos de finales del siglo XX. La llegada de Al Qaida Con el siglo XXI llegó Al Qaida. Retomando la tradición de una secta islámica chií, operativa entre los siglos XI y XIII, se asentó con acciones terroristas kamikaces. Aquella secta ismailí-nazirí consideraba un deber de su fe la eliminación de sus enemigos. Tenía su base en la fortaleza de Alamut, a las afueras de la ciudad de Kazvin, en el actual Irán. Sus miembros se denominaban a sí mismos hahshishin , asesinos, plural de la palabra árabe hashshash , que significa fumador de hashish , con el que conseguían provocarse visiones de éxtasis del paraíso antes de afrontar el martirio. En el paraíso les esperaban 70 vírgenes dispuestas a compensarles por su valentía. (¿Quién espera a las mujeres kamikaze?) Los cruzados importaron a Europa, tras sus correrías, las palabras derivadas, asesino y asesinato. Todo el terror, todos nuestros terrorismos.

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