Italia afronta su última jornada de campaña con un agresivo Berlusconi

En Nápoles, Silvio Berlusconi, y en Roma, Romano Prodi, dieron por finalizada una campaña electoral caracterizada por los insultos y las descalificaciones. Berlusconi ha sido el más agresivo ya que debe evitar la derrota que pronostican todas las encuestas. La última jornada electoral de Il Cavaliere se inició con dos entrevistas en la radio en las que hizo un llamamiento al voto ya que, dijo, «una abstención favorecería a la oposición». Más tarde atacó de nuevo a los jueces a los que acusó de poner en peligro la democracia y planear su derrota. En su segunda intervención radiofónica volvió a los golpes de efecto anunciando la eliminación de otra tasa, la de las basuras, que es un impuesto municipal. Según Berlusconi sería posible ya que «los residuos pueden convertirse en fuente de energía». Como cierre de campaña le esperaba un gran mítin en Nápoles. Antes de concluir con un «ganaremos porque no somos gilipollas», habló durante 22 minutos. Tras una cita a Napoleón, animó a no votar «a los herederos de Stalin, Mao, Pol Pot y a los amigos de Castro», mientras repetía de nuevo su intención de eliminar el impuesto a la vivienda y de continuar «trabajando en los próximos cinco años». Los jóvenes fueron el centro de la intervención de Prodi también en la radio. Lamentó que durante la campaña se haya hablado poco de ellos y de sus problemas como lo es el trabajo precario. «La Unión quiere ayudar a las familias y a las parejas jóvenes» dijo mientras insistía en «apostar juntos por Italia» para que recupere su papel en el mundo. Prodi también acusó a Berlusconi y a sus socios de una sistemática violación de las reglas, sobre todo con la reforma de la ley electoral. «La mía es una llamada a la recostrucción del país» dijo, al tiempo que aseguró que él no podía prometer imposibles «sólo cosas que podemos mantener».