Diario de León

El alto número de indecisos puede determinar quien formará el próximo Gobierno

Los italianos votan con el riesgo de empate entre Berlusconi y Prodi

Por primera vez, acuden a las urnas dos millones y medio de italianos que viven en el extranjero

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m.s. | corresponsal | roma
León

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Por primera vez en mucho tiempo los italianos no han tenido a Silvio Berlusconi como protagonista de los telediarios. Ni tampoco nada que «oliera» a política, después de una virulenta campaña electoral que ha dividido Italia y cuyo resultado es incierto. Con un gran suspiro de alivio, ayer tuvo lugar la jornada de reflexión ante la cita con las urnas hoy y mañana. En Italia se vota normalmente dos días para favorecer la participación, ya que no hay voto por correo. Unos 47 millones son los italianos llamados a las urnas a los que se unen por primera vez, los dos millones y medio que residen en el extranjero y que eligirán a doce diputados y seis senadores. Según el Ministerio de Exteriores, acudieron ya a votar un 42%, es decir, un millón de electores. Destaca Latinoamérica, donde la participación fue del 51,81%. Temor a un empate El gran temor es que se produzca un empate que haría ingobernable el país. La nueva ley electoral proporcional convierte en árbitros a los pequeños partidos. Berlusconi pensó que así sería difícil un gobierno de Romano Prodi con una coalición de quince partidos. Pero, también él corre sus riesgos, ya que en su alianza hay diez grupos y alguno de sus socios ya ha puesto en entredicho su liderazgo en caso de derrota. Aunque los sondeos de hace dos semanas indicaban una ventaja de la izquierda, existe un alto número de indecisos cuyo voto puede determinar el resultado final en el que podría darse una victoria del centroizquierda en la Cámara de Diputados y de los conservadores en el Senado. Los dos candidatos ya se vieron las caras en las elecciones de 1996 donde Romano Prodi ganó la partida y formó gobierno apoyado por los comunistas hasta que estos le retiraron su confianza en 1998. En ese tiempo ordenó un programa de ahorro que permitió la en-trada de Italia en la zona euro. Su punto débil es su falta de imagen y su aspecto aburrido, la antítesis del exuberante Berlusconi, siempre predispuesto a una sonrisa si hay una cámara cerca.

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