Crisis en la socialdemocracia alemana tras larenuncia de Platzeck

La socialdemocracia alemana no gana para presidentes. El abandono ayer de Matthias Platzeck evidencia una crisis de liderazgo al frente del partido de Willy Brandt, el SPD. Apenas cinco meses después de haber depositado todas sus esperanzas en este hombre del Este, de talante conciliador, cuando todos veían en él al próximo contrincante de Ángela Merkel para emprender el regreso a la cancillería, el Partido Socialdemócrata Alemán se quedaba ayer, una vez más, huérfano. Conmocionados, encajaban la marcha de Platzeck como una decisión irreversible -por razones de salud-, que no obstante pilló a todo el país por sorpresa. Platzeck había compaginado su responsabilidad regional como gobernador del Land de Brandeburgo con el liderazgo del partido que gobierna en gran coalición con Merkel. Un doble reto que a todas luces pudo con su salud. El Platzeck que compareció ayer ante la prensa en la sede del SPD en Berlín nada tenía que ver con el que aceptó la presidencia hace menos de 150 días. Derrotado y demacrado, este orgulloso brandeburgués admitía haber tomado «la decisión más dura de [su] vida», por recomendación expresa de los médicos. «Sobrevaloré mi fortaleza física», explicó compungido. Hace diez días fue ingresado de urgencia por un segundo ataque de sordera aguda que los médicos atribuyen al estrés y que ha mermado su capacidad auditiva. Este hombre que compartía toda una biografía con Merkel (ambos del Este, nacidos el mismo año, creyentes y con formación científica), irradiaba optimismo y era un mediador nato. Platzeck, que no abandonará la política regional, estaba considerado junto con Franz Müntefering -al que sucedió en el cargo cuando éste tiró la toalla en noviembre por pugnas internas- el motor de la gran coalición. Por eso comparecía ayer junto con Kurt Beck, su sucesor designado, que como él detenta un cargo regional.