Un empresario estadounidense revela que logró contratos en Irak a base de sobornos
Philip Bloom vio la oportunidad de su vida en Irak, adonde llegó tras la invasión estadounidense para hacerse con un trozo del jugoso pastel de la reconstrucción del país árabe. Desde su villa de Bagdad, este empresario americano se gastó unos dos millones de dólares en sobornar a miembros de la administración civil y militar de Estados Unidos destacados allí a cambio de que le otorgaran contratas por un valor de 8,6 millones de dólares. Entre los «regalos» con los que compraba a los funcionarios no faltaban las joyas, billetes de avión en primera clase, alcohol, coches de lujo, dinero y prostitutas, un intercambio que quedó recogido en numerosos correos electrónicos enviados por él mismo. Bloom, que tejió este lucrativo entramado entre el 2003 y el 2004, se declaró culpable de todos los cargos presentados y podría ser condenado a 40 años de cárcel y una multa de 8 millones de dólares, según documentos judiciales dados a conocer el martes. En el sumario estarían implicados al menos un civil con cargos en la Autoridad Provisional, encargada de la gestión en Irak tras la invasión y antes de las elecciones, y dos coroneles en la reserva del Ejército estadounidense. En febrero, Robert Stein, otro estadounidense que llegó a Irak en busca de negocios, admitió haber participado en la misma red. Bloom está detenido desde el pasado noviembre y desde entonces ha estado cooperando con las autoridades en busca de poder reducir su condena.