Bush fracasa en su intento de que China lo apoye frente a Irán

Estados Unidos y China se acercaron ayer un poco más, pero no lo suficiente. Los presidentes George W. Bush y Hu Jintao acordaron seguir trabajando juntos para limar diferencias sobre temas comerciales y sobre los desafíos nucleares que plantean Irán y Corea del Norte, pero fracasaron en dar pasos concretos para superar lo que los separa. La Casa Blanca se puso de largo para recibir al presidente Hu en su primera visita oficial. Además de ver el desfile de la guardia de honor, también pudo escuchar de lejos los gritos de protesta de una periodista china que acabó detenida, y observar a cientos de manifestantes que tras las vallas de la residencia presidencial lanzaron consignas contra las violaciones de derechos humanos por parte de Pekín. Minutos más tarde, Bush señaló: «No estamos de acuerdo en todo, pero somos capaces de discutir nuestras diferencias en amistad». Socio imprescindible El principal objetivo de la Casa Blanca es lanzar el mensaje de que no se debe ver a China como una amenaza, sino como un socio imprescindible. «Nos separa un vasto océano, pero nos une la economía global», dijo Bush. Conscientes de que se necesitan el uno al otro, insistieron en que el entendimiento es esencial para garantizar la paz y el desarrollo en el mundo. «Una cooperación más estrecha entre ambos países traerá más beneficios para nuestros pueblos y para el resto del planeta», dijo el líder chino. Pero al entrar de lleno en la agenda de trabajo no sacaron demasiado en claro. Sobre Irán, contencioso en el que Pekín se opone a la imposición de sanciones pedidas por EE.UU., no hubo avances. Bush se limitó a decir que ambos comparten el interés para que no fabrique armas nucleares y que trabajarán codo con codo para lograrlo. Respecto a Corea del Norte, Bush hubiera esperado arrancar a Hu un mayor compromiso para que se involucre más en su papel de mediador y forzar a su vecino a volver a la mesa de negociaciones a seis bandas, lo que no consiguió. Otro de los temas de disputa es la acusación de Estados Unidos de que el Gobierno chino mantiene su divisa -el yuan- por debajo de su valor de forma artificial, además de un rígido acceso a su mercado, lo que genera tensiones que han llevado al déficit comercial estadounidense con China al récord de 202.000 millones de dólares el año pasado. Bush dijo que Estados Unidos quiere «avanzar hacia un tipo de cambio flexible» para la moneda china. «Hemos tomado medidas y vamos a seguir haciéndolo para resolver este asunto», respondió Hu Jintao sin contentar a nadie. El líder republicano aprovechó para pedir tímidamente al presidente de China que abra su política sobre los derechos humanos. «No estamos de acuerdo en todo, pero somos capaces de discutir nuestras diferencias en amistad» GEORGE W. BUSH Presidente de Estados Unidos