La UE suspenderá las negociaciones de asociación con Serbia si Mladic no es detenido antes del 3 de mayo Compartiendo espía

La Comisión Europea advirtió ayer a Serbia que la Unión Europea interrumpirá las negociaciones con ese país si antes del 3 de mayo no entregan al general Ratko Mladic, acusado de genocidio y crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY), con sede en La Haya. El comisario europeo para la Ampliación, Olli Rehn, transmitió ese mensaje al ministro de Exteriores de Serbia y Montenegro, Vuk Draskovic. Rehn afirmó que las relaciones con Serbia «atraviesan un momento crítico» y dijo que el 3 de mayo se entrevistará con la fiscal jefe del TPIY, Carla del Ponte, «para estudiar la situación». Para entonces, «salvo que Mladic esté en La Haya», en la Comisión Europea «no tendremos otra opción que interrumpir las negociaciones» con Serbia para un Acuerdo de Estabilización y Asociación, que recordó podrían culminar «antes de final de año». El ministro serbio destacó la «urgente necesidad» de llevar a cabo «un cambio radical» de los servicios de inteligencia y de seguridad de su país, destituyendo y recolocando a quienes sirvieron en el régimen del Slobodan Milosevic. TPIY acusa a Mladic de crímenes de guerra en Sarajevo (murieron más de 10.000 personas, incluidos unos 1.500 niños). Además, se le incrimina de genocidio por la matanza de unos 8.000 varones musulmanes en Srebrenica, en julio del año 1995, después de que las tropas serbobosnias conquistaran esa zona entonces bajo la exigua protección de un pequeño grupo de cascos azules de la ONU. El escándalo salpica directamente al presidente de la República y a su primer ministro. Uno de los espías más reputados de la inteligencia francesa ha declarado ante el juez que fue Dominique de Villepin quien le encargó personalmente que investigara las cuentas del actual ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, al que un denunciante anónimo había vinculado con una sociedad bancaria implicada en el blanqueo de dinero. A sólo un año de las presidenciales y tras la capitulación del contrato de primer empleo (CPE), la situación del primer ministro se vuelve extremadamente delicada. Chirac y De Villepin se apresuraron ayer en desmentir las acusaciones del general Philippe Rondot, que se refieren al año 2004, justo cuando Sarkozy se lanzó a la conquista de la presidencia del partido en el Gobierno, la UMP. Un anónimo dirigido al juez Van Ruymbeke aseguraba que él y otros políticos como los ex ministros socialistas Dominique Strauss-Khan y Jean-Pierre Chevenement poseían cuentas en la sociedad luxemburguesa Clearstream, investigada por la justicia. Pero aunque enseguida se demostró la falsedad de estas acusaciones, De Villepin dejó que la duda planeara sobre su rival en la carrera presidencial. Sarkozy decidió entonces constituirse en parte civil en el sumario abierto por dos magistrados parisinos para identificar al denunciante anónimo y aclarar sus motivaciones, que también se vinculan con la guerra desatada hace unos meses en Airbús por la sucesión en la presidencia del consorcio aeronáutico europeo. En el listado también aparecían ejecutivos de la empresa. De momento, los jueces han registrado el despacho de la ministra de Defensa, Michelle Alliot-Marie, en busca del informe original del general Rondot. También ella ha desmentido cualquier vinculación con las instrucciones del espía. El ambiente en la derecha lo describió así el presidente de la Asamblea, Jean-Louis Debré: «Sarkozy le ha pegado un tiro en la cabeza a De Villepin y ahora dispara el segundo para asegu rarse de que está bien muerto. De Villepin se cree lejos de estar acabado y quiere meterle dos balas en el corazón a Sarkozy».